Hay ciertas filias y fobias a las que nos afiliamos o afobiamos como balas de cañón los españoles. No hablamos de banderas, no se trata de dialéctica política, ni de aficiones deportivas criadas desde la infancia. Son rasgos más camuflados; amores u odios disfrazados de admiración que aglutinan en bandos a gente de un lado o del otro: dame un enemigo y un ídolo, y moveré mi causa.

Nadal no sólo es el deportista más extraordinario que ha visto una España que ha dado tan sorprendentes talentos individuales en distintas disciplinas, sino que es uno de esos marcadores ideológicos que, como Javier Bardem, los de un lado o los de otros asumen como propios, quizá sin haberle interesado nunca el tenis ni el cine. El tenista balear suele rechinar a la izquierda patria, a pesar de su inmenso currículum; el actor es intragable para mucha derecha, a pesar de su tremenda calidad interpretativa. Con amores y odios prêt-à-porter todo es más cómodo.

Esta semana, Nadal ha sido insultado por haber dicho la mera verdad al hilo de la retención del número uno del tenis mundial, Djokovic, en Australia, donde iba a jugar su Open: "Quienes saben de esto nos dicen que tenemos que vacunarnos, y estar vacunado es obligado para poder jugar un torneo: hay que respetar las reglas, seas quien seas". El serbio es negacionista y antivacuna. Sucede en este caso que no ha sido la izquierda la que ha alimentado el linchamiento del manacorí vía redes sociales. Ha sido la derecha bravía la que ha defendido al fabuloso Nole, o dado caña a Nadal, erigiéndose los listos en apóstoles de "la libertad", ese ideal humano tan abusado. Un dirigente de Vox ha afirmado que Djokovic ha sido un valiente y un gladiador por sus convicciones profundas, alguien que antepone su libérrima libertad individual a un Grand Slam... mientras que "los españolitos tenemos que tragar en nuestros barrios a inmigrantes ilegales". Qué trilero.

Djokovic es un Espartaco y un Jesús, según ha denunciado su padre: esclavo de la tiranía, y encima redentor. Del tenis se retirrá pronto, y en tanto vende la Auto Maestría y un producto llamado Golden Mind a 70 euros el pelotazo (liftado). Estamos ante un nuevo estandarte de la demagogia, uno balcánico, donde quiso Dios regalar un llamado 'gen león' a los serbios, según sostiene el neumólogo del mártir multimillonario. Alguien que propone que "el poder de la oración y la gratitud pueden convertir la comida o el agua más contaminada en curativa" no puede ser de fiar. El éxito del profeta Djokovic está asegurado.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios