La mirada urbana

Protejamos el mobiliario urbano

Protejamos  el mobiliario urbano

Protejamos el mobiliario urbano / f. martín

Si pudiese, a buen seguro que el mobiliario urbano se hubiese sentido aliviado al ver que sus convecinos se han quedado más de dos meses en casa. Durante este tiempo, elementos como las farolas o los bancos se han visto a salvo de actos vandálicos y han podido participar de la (tensa) calma que se ha vivido en la capital. Ahora que el confinamiento ha abierto un poco la mano y gran parte de la ciudad se ha lanzado a la calle, regresa el riesgo de que las esquinas vuelvan a llenarse de suciedad, las paredes de grafitis o las farolas de orines de perro. Dado que los cuerpos y seguridad del Estado están (o se supone) ocupados vigilando el correcto cumplimiento de las normas del estado de alarma, toca darle una vuelta a la cabeza para buscar otras formas de proteger el mobiliario, por ejemplo colocando barreras alrededor, como en esta imagen, en la que se ve cómo esta farola de los alrededores de la Cámara de Comercio no tendrá que temer que ningún coche se salga de la vía e impacte contra ella. Quién sabe, quizá en el futuro, el mobiliario urbano cuente con su propia mascarilla, para protegerse de su propio 'coronavirus', que en su caso sería la falta de civismo.

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