El lanzador de cuchillos

Publicidad engañosa

La izquierda es la reina de la agitación y la propaganda, pero tiene en la Generalitat una alumna aventajada

El sedicente mundo de la cultura -en realidad, un simpático poeta orgánico, un par de brigadistas intensos (valga la redundancia), varios indies malasañeros y la estomagante Rozalén- protagoniza, con un videoclip de estética ofuscada, la última maniobra progubernamental de este confinamiento que Sánchez, Simón y sus entusiastas ayudas de cámara han convertido en un insoportable arresto domiciliario. Preguntado sobre cuál es el objeto -la intención, esa cosa tan de izquierdas- de la iniciativa, el portavoz oficial del engendro panfletario ha aclarado que se trata de "una canción por el respeto y la dignidad de la Sanidad Pública y sus trabajadores" (al parecer, quienes se están dejando la piel en farmacias o clínicas privadas no tienen dignidad ni merecen respeto) "y contra los recortes". Con cincuenta mil muertos reales y cuatro millones de parados, la Alianza de Intelectuales Antifascistas de Todo a Cien se olvida del 8-M, de las mascarillas fake, de los "expertos" anónimos, de la falta de tests, de quién asumió personalmente la gestión de las residencias de ancianos o de que al frente de la crisis hay una coalición de gobierno social-comunista a la que presentar la hoja de reclamaciones y, haciendo un triple salto mortal, se marca, con dos cojones, un himno contra el PP. El de Díaz Ayuso, claro, cuyos cuernos astigordos y retorcidos dejaron, como todos sabemos, su marca de sangre en el muslo derecho del difunto Manolete. La izquierda, tan republicana, es, paradójicamente, la reina de la agitación, la propaganda y la mentira. Y siempre se sale con la suya. No será distinto esta vez: como en aquella otra famosa tragedia nacional, perderán la guerra, pero volverán a ganar el relato.

Aunque, en materia de publicidad engañosa, la Generalitat es una alumna aventajada. Hace falta tener poca vergüenza para anunciar ahora, cuando el panorama turístico internacional pinta negro negrísimo, que apelará a los "vínculos emocionales" para pescar en el mercado doméstico los pardillos que contribuyan a salvarle la aciaga temporada del coronavirus. ¿Dónde quedó el "Tourist, go home"? ¿Y ese odio insuperable a España, la tierra bárbara que habitan bestias con aliento mohoso? ¡Si hasta en la web de la Agencia Catalana del Turismo dicen que Cataluña es una región! Pero ya no cuela. Nos han escupido tanto a la cara, nos han meado tantas veces encima, que puede que hayan llegado a pensar que, además de hienas, somos gilipollas. Y a lo mejor tienen razón, pero con servidor se pueden ahorrar el peloteo. Miren cómo se me levanta el digitus medius: por aquí se va a San Sadurní. De Noya, que tiene unos espumosos malísimos, pero una rima extraordinaria.

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