Mirada alrededor

Juan José Ruiz Molinero

jjruizmolinero@gmail.com

Putin y los ayatolás

Mientras el zar ruso asesina y viola en Ucrania, en Irán la vida de las mujeres depende de la 'policía moral'

Al abrir la pantalla del ordenador -que dejé abandonado en casa durante tres meses para retomar el pulso a la actualidad-, me consterna que no haya mejorado el amplio alrededor que no sólo son los problemas y asuntos locales, regionales o nacionales. Me entristece que tras siete meses de la absurda invasión de Ucrania, Putin, el nuevo zar ruso, siga asesinando y violando en el país hermano. Un informe de la ONU confirma los crímenes de guerra perpetrados por los invasores, entre ellos violaciones de mujeres y niños, asesinatos y torturas de civiles, encontrados atados de pies y manos en fosas comunes, amén de las víctimas en bombardeos de zonas residenciales, hospitales, estaciones… Sólo faltaba que este fanático utilice armas nucleares, como ya ha advertido. Es natural que, además del éxodo masivo de mujeres y niños ucranianos, abandonando sus hogares, sus colegios, a sus familiares para sobrevivir del zar sanguinario -me cuentan mis nietos la tristeza de niños y niñas que, sin saber el idioma, comparten las aulas colegiales alejados de sus seres queridos, de sus amigos y de su entorno- , miles de rusos, para evitar ser reclutados, abandonen su amada patria, porque, como ha afirmado un entrevistado en la frontera, con su hijo pequeño sobre su hombros, una cosa es defender a su país en una guerra invasora, y otra muy distinta ir a matar hermanos, o morir en el intento, por las ambiciones del sátrapa que los gobierna. Por si fuera poco, en las localidades invadidas ha ordenado grotescos referendos de anexión a Rusia. El resultado, obviamente mayoritario, no lo reconocerá nadie, como pasó con el referendo catalán que hoy cumple cinco años y que se pretende repetir, esta vez de acuerdo con el Estado, 'a la canadiense'. Veremos si en su delirio lo acepta Sánchez, aunque ya no le queda tiempo.

Mientras vemos las calamidades de una de las absurdas guerras, surge el atentado a sus mínimos derechos que sufren las mujeres en Irán. Las manifestaciones y protestas por la muerte de una joven iraní provocada por la 'policía moral' de los ayatolás ha originado cerca de medio centenar de muertos. Llevar el velo mal puesto es un delito. Una abogada, Nasrin Sotouden, por defender estos derechos, ha sido condenada a 38 años de prisión y 148 latigazos, según me informa Amnistía Internacional. No he oído grandes palabras de las responsables españolas de igualdad y del feminismo en general, por estos atropellos, o los que se producen en otros países integristas árabes, entre ellos el Afganistán talibán. Aunque aquí aumente la violencia machista contra las mujeres.

Habrá tiempo de comentar el auge en Europa de la extrema derecha o detenernos en los problemas nacionales y locales, con las dificultades de subsistir de muchas familia

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