la esquina

José Aguilar

Queda inaugurada la campaña

EL debate sobre el estado de la comunidad que protagonizaron ayer José Antonio Griñán y Javier Arenas, con Diego Valderas como tercero en discordia -o concordia, según se mire- resultó ser en la práctica un avance del debate central de la campaña electoral venidera.

Parecía como si Griñán y Arenas, y lo señaló el citado Valderas al inicio de su intervención, se hubieran puesto de acuerdo en esta idea: ¿El estado de la comunidad? Muy mal, peor que el de España, por sus elementos negativos específicos. Por tanto, hablemos de lo que ofreceremos a los andaluces en la próxima contienda. Queda inaugurada la campaña.

De manera que si Griñán, por la mañana, había presentado 27 iniciativas -es decir, 27 medidas que piensa tomar y que no ha tomado hasta ahora-, Arenas replicó por la tarde con más de 60, y presidente y candidato a sustituirle se enredaron en una controversia de promesas que en ocasiones llevó al hemiciclo de las Cinco Llagas al más divertido de los Marx ("¡y dos huevos duros!"). Si el uno proponía un gran acuerdo para prestigiar la política mediante la supresión de los privilegios de los cargos públicos en materia de pensiones y la prohibición de que los parlamentarios perciban retribuciones fuera de las que tienen como diputados, el otro respondía con la propuesta de acabar con cesantías y pensionazos, exigir que se hagan públicas las declaraciones de renta y bienes de los 109 miembros de la Cámara e impedir que los ex cargos públicos contraten con la Administración durante los cinco años siguientes a dejar de serlo.

Los contenidos de estos auténticos programas electorales prematuros se iban, así, superponiendo sin rozarse ni interactuar, como en un diálogo de besugos. ¿Que Griñán desarrolla su adelantado plan de rebajar las firmas necesarias para poner en marcha la iniciativa legislativa popular y permitir que sus promotores la defiendan en el Parlamento (el nominado "escaño 110") o defiende la segunda oportunidad educativa para los jóvenes que dejaron los estudios atraídos por el señuelo de la construcción? Pues Arenas pide elecciones separadas, limitación de mandatos a ocho años, comisiones de investigación, campaña electoral sin publicidad exterior y ni una subvención sin normas ni publicidad. Arenas fija su atención en el escándalo de los ERE fraudulentos, y Griñán, como si pasara por allí y sin mencionar una sola vez el caso, habla de combatir el fraude fiscal y el fraude en la percepción de prestaciones sociales.

Dos discursos paralelos, pues, que discurrieron sin tocarse ni influirse, a los que Valderas pondría al final la guinda invitando a Griñán a ser consecuente con el espíritu socialdemócrata apuntado en el suyo. Lo dicho: la comunidad, muy mal. Comencemos la campaña.

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