Las encuestas publicadas hasta ahora apenas sirven porque la reacción independentista a la sentencia del procés y la respuesta que el Gobierno de Pedro Sánchez dé a las acciones de desobediencia institucional de la Generalitat condicionarán el sentido del voto. Es un quiebro en la campaña; un suceso de primera magnitud si, como desea el estado mayor de Tsunami Democrático, Cataluña queda bloqueada. Estos del Tsunami son los mismos que organizaron la entrada y distribución de urnas en el referéndum ilegal del 1 de octubre de 2017, de ahí que es posible que se revivan escenas de mucha tensión, cargas policiales y otro tipos de acciones efectistas que deriven o en la aplicación de la Ley de Seguridad Nacional, para poner a los Mossos bajo un único mando junto a la Guardia Civil y la Policía Nacional, o en una segunda suspensión de la autonomía de la Generalitat vía artículo 155 de la Constitución. La primera consecuencia es que el nuevo octubre catalán movilizará voto en toda España. Si el Gobierno de Sánchez actúa con inteligencia y contundencia, muchos de esos apoyos irán a parar al PSOE porque al electorado no le gustan los cambios en situaciones complejas. Pero si falla como fallaron Rajoy y Zoido, el PP se convertirá en el partido refugio de quienes aspiran, sobre todo, a la seguridad.

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