Rafael Puyana (Bogotá 1931, París 2013) fue una gran virtuoso del clavecín. El clavecín, clave o clavicémbalo, es un instrumento de uno o varios teclados de cuerda pulsada y diferentes registros, a diferencia del piano que es de cuerda percutida.

Las primeras referencias a este instrumento las encontramos en la segunda mitad del siglo XIV. Se desarrolla en el renacimiento y sobre todo en el barroco. A finales del siglo XVIII y XIX el clavecín es olvidado y sustituido por el piano, más acorde con la estética del momento.

A principios del siglo XX, Wanda Landowska (Varsovia 1879, Connecticut 1959) revive el instrumento. No solo le interesaba la música antigua sino también la creación del momento. Diferentes compositores le dedicaron obras, como Manuel de Falla , con su Concerto para clave y cinco instrumentos (1926), o el Concert champêtre (1927-28) de Francis Puolenc. Le encargará al constructor de pianos Pleyel que le construya un clavecín, que estrenará en el Festival Bach de Breslau en 1912.

Rafael Puyana fue discípulo y continuador de la escuela de Wanda Landowska, también estudió con Nadia Boulanger. A la edad de 13 años hace su debut en el Teatro Colón de Bogotá.

Con la Orquesta Nacional de España, dirigida por el maestro Antoni Ros-Marbà, será el encargado de inaugurar el 10 de junio de 1978 el Auditorio Manuel de Falla de Granada, construido por el arquitecto José María García de Paredes. Fue profesor de los cursos Manuel de Falla del Festival Internacional de Música y Danza de Granada, en el que participó también como concertista en diversas ocasiones. Una discípula suya, Genoveva Gálvez, será considerada como la impulsora en España de este instrumento desde su cátedra de clavecín en el Conservatorio Superior de Música de Madrid.

En 1967 Puyana recibe la Orden de Boyacá por su labor de embajador cultural de Colombia, y en 1996 la Orden de Isabel la Católica, de manos del Rey Juan Carlos I de España.

El prestigio y la solidez del Archivo Manuel de Falla en Granada, su gran amistad con Maribel de Falla, sobrina del compositor, así como con la hija de esta, Elena García de Paredes, le llevan a tomar la decisión de donar su biblioteca, archivo, diversas obras artísticas y unos importantes instrumentos musicales al Archivo Manuel de Falla. Gracias a esta valiosa documentación e instrumentos fue posible realizar varias ediciones de 'la Alhambra en clave'.

Finalmente, y recordando al que fue mi maestro, mencionar la magnífica Tesis doctoral de María Victoria Arjona González: El legado de Rafael Puyana Michelsen, dirigida por el profesor Joaquín López González, leída el 14 de julio de este año, y del que he tenido la grata oportunidad de formar parte de su tribunal.

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