Bloguero de arrabal

Pablo Alcázar

coleraquiles@gmail.com

Rajoy, macho alfalfa

Los partidos protegen al macho o a la hembra alfa de la formación con el 'firewall' de la increíble ignorancia

En los estudios de los animales sociales, como los lobos, el término "alfa" designa al individuo con mayor rango en la comunidad, a quien los otros siguen. Al Rajoy, el espécimen español que acaba de inmolar a Cifuentes, quizá fuera más preciso llamarlo "macho alfalfa", que es aquel que niega la pastura a sus adversarios; y a los suyos, se la da o se la quita, según le conviene. Sucede que los machos alfalfa -hay también hembras alfalfa, como Susana Díaz o Carme Forcadell- protegen a sus capataces, poniendo en peligro, incluso, a la propia manada. ¿Por qué? Porque los segundones actúan como gaviones, que es como se llamaban en mi pueblo a los muros de contención fabricados con piedras muy pesadas, y encorsetadas en poderosas mallas de alambre, que se ponían en los lugares por los que podía entrar el río Genil e invadir los sembrados y arrastrar las tierras feraces de la Vega. A veces, las aguas del río bajaban tan bravas que arramblaban con todo. Las turbulentas aguas de la corrupción están dejando al Partido Popular sin tierra fértil en la que sembrar sus vanas promesas y al país, cada vez más pobre e indignado. Pero el macho alfalfa resiste. Argumenta, tras cada riada, que él no sabía nada de lo que hacían sus manigeros. Y se los echa a la manada para que los destrocen. Alguien sostenía, delante del escritor Francisco Ayala, que la mayoría de los intelectuales alemanes no se habían enterado del Holocausto. Ayala, después de oírlo con atención, pronunció una sola palabra: "Todos". Cuando oigo a Rajoy, u a otros presidentes o secretarios generales de los partidos, afirmar que no sabían nada de cómo llegaban los dineros a sus formaciones ni de cómo se gastaban ni del trapicheo y la mierda en que ha degenerado la financiación de los partidos, digo como Ayala: "Todos" lo sabían y lo saben. Son los primeros en saberlo. Ese es el 'pacto-cortafuegos', establecido para la supervivencia de los partidos y que los responsables últimos conocen mejor que nadie y sellan los primeros. Consiste en que, cuando se hunde el Tititanic, siempre hay una barcaza preparada para que el capitán se salve e ice la bandera de la regeneración. La barca salvavidas se llama Ignorancia. La última arrojada a los tiburones: Cifuentes, la política que, como no se corrompió, ha tenido que robar unas cremas para sobrevivir.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios