Tras el estrepitoso fracaso del PP en las urnas el pasado domingo, los politólogos y tertulianos de la izquierda mediática se han aventurado a señalar como único responsable de tal debacle a Casado y su estrategia de giro hacia la derecha. Pero olvidan estos profesionales del cotilleo político varios factores insoslayables: que Casado ha tenido que afrontar en sólo 9 meses una presidencia y un cambio ideológico en parte de la sociedad que tradicionalmente le votaba, por el surgimiento de Vox, y que los errores de Rajoy son demasiado alargados.

Y es que tú, Rajoy eres el responsable último de la fragmentación ideológica del PP en tres partidos.

Tú, Rajoy, que metiste la cabeza en el agujero mientras en Cataluña se aprobaban las leyes de transitoriedad bajo el estupor de la mayoría de la sociedad.

Tú, Rajoy, que permitiste el 1-O.

Tú, Rajoy, que aplicaste un 155 de 56 días y te tragaste a TV3 por tu pusilanimidad y cobardía.

Tú, Rajoy, que te quedaste en un restaurante 8 horas sin dar la cara mientras en el Congreso prosperaba la moción de censura de Pedro Sánchez.

Tú Rajoy, que preferiste que Sánchez gobernara a convocar elecciones generales.

Tú, Rajoy, que nos dejaste abandonados a la mayoría de los españoles mientras permitías que el independentismo creciese más y más.

Tú Rajoy, eres el principal culpable de la crispación y el hartazgo del votante conservador que ha dividido el voto que ahora añoran los que tienen que salvar los muebles del hundimiento que sólo tu desidia y apatía han provocado.

En los mentideros se dice que Rajoy y Soraya no quieren que se les culpe de la catástrofe popular, pero a ellos poco les importa desde sus sillones de Registrador de la Propiedad y de Consejera de Estado. La culpa será de Casado, Abascal y el método D'Hondt, pero de ellos ni hablar. Aunque no hay más que haberlos visto declarar en el juicio del procés para advertir su irresponsabilidad manifiesta como gobernantes.

Mucho le queda ahora por hacer al PP para recomponerse, y echar a Casado no es la mejor solución. Su estrategia quizás haya evitado una hecatombe aún mayor, pero erró al imitar a Vox y al confiar demasiado en que el centro derecha ideológico le seguiría siendo fiel. Culpar a los votantes -como ya han hecho algunos- sólo agravaría su situación para el 26-M. Su ardua tarea comienza por la prudencia, por el rearme ideológico a derecha y a centro, y por mimar a todos los potenciales votantes, si es que quieren recuperar su voto.