Balsas de piedra

ANTONIO DAPONTE

Reaccionaria

El cierre del anillo de circunvalación es una solución reaccionaria contraria al avance de los tiempos

Este periódico ha informado que la Junta andaluza se propone el cierre del anillo de la circunvalación de Granada. Kilómetros de túneles, viaductos o desmontes, con un elevado coste económico y ambiental, para no solucionar ninguno de los problemas que enfrenta la ciudad.

La decisión es, cuando menos, sorprendente, ya que a todas luces el mundo camina rápidamente hacia una transición energética para reducir el cambio climático y para proteger la salud y la vida en el planeta. Los signos de esta transición están por todas partes, desde las alzas del precio de la luz -una de cuyas causas son los costes de producir electricidad con energías basadas en el petróleo- hasta el impulso político y económico al coche eléctrico, como muestras de estos cambios.

Además, el año que viene, la capital creará una zona de bajas emisiones, limitando el acceso de los coches privados, como por imperativo legal están haciendo todas las capitales europeas. Esto se debe a que Europa se dirige a reducir y eliminar drásticamente los niveles de contaminación atmosférica. El aire que respiramos en las ciudades es cancerígeno y, además de las enfermedades y muertes que causa, retrasa el crecimiento y el desarrollo intelectual y cognitivo de nuestros niños y los hace vulnerables a padecer enfermedades crónicas en edades jóvenes. Un desastre sanitario. En Europa ya son éticamente inasumibles los daños a la salud que causa la contaminación.

Por todo ello los gobiernos del continente -también aquellos tan neoliberales como el de la Junta- están apoyando la construcción en las ciudades de todo tipo de infraestructuras de movilidad activa, es decir, para ser utilizadas caminando, en bicicleta u otros tipos de vehículos de movilidad personal. Y, por supuesto, modernizando, reforzando y extendiendo los sistemas de transporte público. En contra de lo que hace nuestro Gobierno, están promoviendo soluciones urbanas que asumen que la prioridad ya no es el coche privado. Es la reducción de las emisiones, la transición energética y la salud de las personas.

El Gobierno de las derechas andaluzas no debería gastar nuestros dineros en construir carreteras y, en cambio, extender el metro hasta convertirlo en una red de trenes de cercanías, impulsar carriles bicis en toda el área metropolitana o introducir tecnologías de movilidad vertical en la capital, por ejemplo.

El cierre del anillo de circunvalación es una solución reaccionaria contraria al avance de los tiempos.

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