La Rayuela

Lola Quero

lolaquero@granadahoy.com

Regreso al futuro en el Metro de Granada

Centro o Chana, ya tenemos otra polémica, que es la mejor forma de frenar inversiones y de servir a intereses poco generales

Regreso al futuro en el Metro de Granada

Regreso al futuro en el Metro de Granada

Si cualquiera de los principales actores políticos de la Granada actual con competencias en materia de movilidad echara la vista atrás, muy atrás, pensaría que ojalá hubiera tenido a mano el DeLorean hace 20 años para viajar al futuro de hoy y poder regresar al punto en el que todo se fue al traste o quedó paralizado. La historia de una consejera de la Fomento que trae a la ciudad un proyecto de tranvía por el centro de sus calles y de un alcalde que se opone y da ruedas de prensa para airear esa confrontación es muy antigua. El cuento tiene dos décadas, pero entonces había una Junta socialista y un Ayuntamiento del PP. Ahora es justo al revés, con unos protagonistas que entonces eran debutantes en política, a las órdenes de otros que hoy están amortizados. No es que guste escarbar en el pasado, sobre todo cuando éste para nada es brillante, pero a veces conviene hacer algunos viajes en el tiempo para darse cuenta de que una tierra no puede seguir siempre dentro de un mismo bucle por el interés o la falta de entendimiento de sus dirigentes.

La Junta de Andalucía ha concluido una serie de estudios técnicos sobre tres posibles ampliaciones de la actual línea de Metro de Granada, una por el sur (que comenzará muy rápido gracias a los fondos europeos), otra por el Norte y la tercera por el Centro. La idea más factible para esta última, a juicio de los ingenieros firmantes, es llevar las vías por la superficie. Han surgido opiniones de todo tipo, más o menos científicas, sobre las bondades o las dificultades de esta idea, por la necesidad del refuerzo del embovedado del río o la ruptura del bulevar de Constitución. Y sobre todo, siempre está el hecho de que se elijan los recorridos que se elijan, el Metro no puede llegar a todas partes y hay zonas que se quedarán sin el ansiado medio de transporte junto a la puerta de sus casas. La solución tampoco es una idea nueva: un sistema adicional de autobuses de "altas prestaciones" que complete el Área Metropolitana.

Considero que ha de ser una decisión basada en criterios técnicos, en el estudio pormenorizado y, sobre todo, en el diálogo y en la lealtad entre instituciones. Pero estas últimas semanas he tenido verdadero pesar por lo que se vivía en Granada una vez más. Para ilustrarlo solo pondré el ejemplo contrapuesto que al mismo tiempo, en los mismos días, se estaba dando en otra ciudad andaluza. En Sevilla, el nuevo alcalde socialista (en el cargo tras la renuncia de Juan Espadas que será candidato de su partido a la Junta), Antonio Muñoz, aparecía en público junto a la consejera de Fomento, Marifrán Carazo, para simbolizar una unión clara en relación al importante proyecto de su línea 3 de Metro. Se comprometían incluso a reclamar juntos la aportación económica del Gobierno central porque estamos hablando de una inversión de 1.045 millones de euros.

Aquel mismo día en que esto salía en los periódicos, el alcalde de Granada, Francisco Cuenca, se adelantaba a una reunión que iba a mantener en pocas horas con la misma consejera para dar una rueda de prensa unilateral y rechazar la propuesta de la Junta del Metro por el Centro de la ciudad. Incluso mostró un plano alternativo para hacer suya otra idea: el Metro Chana-Genil. Al ser preguntada, la granadina Carazo contuvo mucho el mosqueo y se limitó a decir que el asunto tendría que estudiarse donde se estudian estas cosas. Pero el mal ya estaba hecho, la polémica estaba servida y la opinión pública otra vez dividida, que es la mayor garantía de que las administraciones decidan no invertir. El Ayuntamiento sabe (o debería de saber) que por esa vía de la pública confrontación Granada nunca ha obtenido nada positivo, salvo una larga lista de polémicas estériles. Pero entramos en una época difícil, con muchos intereses en juego, como el de las elecciones andaluzas, y otros que los mismos representantes municipales han apuntado estos días: la afección del futuro Metro al nuevo y millonario contrato de autobuses que la ciudad tiene que licitar ahora y negociar con los posibles concesionarios privados. No es tan fácil como elegir entre Gran Vía o Chana, hay mucho más en juego. Mejor que viajar al pasado, algunos políticos podrían pasearse un poco por nuestro futuro y volver rápido a remangarse y dialogar, pero de verdad. Sin focos antes del acuerdo.

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