Hoja de ruta

Ignacio Martínez

Revuelta en Teherán

UNA riada de gente ha tomado las calles de Teherán y exige que se le devuelvan los votos robados en las elecciones. Piden la victoria del candidato menos conservador a la Presidencia, Hosein Musavi, que podríamos considerar reformista con benevolencia. Es, por ejemplo, partidario como su oponente político de que Irán tenga la bomba atómica. Pero enfrente ha tenido al presidente de la República Islámica desde 2005, Mahmud Ahmadineyad. Un integrista peligroso, que provocó la carcajada general de la prensa neoyorquina cuando dijo muy serio en una conferencia que en Irán no hay homosexuales. No explicó por qué, entonces, castigan la homosexualidad con la pena de muerte. También ha negado el holocausto judío y es partidario de borrar del mapa el Estado de Israel. Ahora ha soltado otra perla: la multitud que protesta en la calle por el posible fraude electoral se comporta como aficionados al fútbol.

Se diría que es un hombre peculiar enfrentado a un problema que le desborda. No hay que olvidar hace treinta años el pueblo de Teherán acabó con medio siglo de dinastía Pahlevi con manifestaciones masivas en la calle. Tiene una cierta experiencia de revueltas populares que acaban con dictaduras. Dictadura era la del sha, aliada de los Estados Unidos, y lo es también esta teocracia dirigida con mano de hierro por unos clérigos iluminados. El problema de los ayatolás es que se han creído que el país es suyo. No saben negociar. De hecho, el presidente de la República no es la primera autoridad del país. Está por debajo del líder supremo, que es un clérigo que ejerce de jefe del Estado y controla el ejército, la diplomacia, la justicia y los medios de comunicación. Jamenei es menos conservador que su antecesor Jomeini, su pelo blanco le da un aspecto bondadoso, y su afición a escribir poesía, tocar el tar (instrumento de cuerda tradicional) e incluso a cantar le ha dado un cierto halo romántico. Falsa impresión.

Si hay trampa, ¿quién la ha hecho, Ahmadineyad? De momento el consejo de la Revolución va a recontar los votos de las urnas que han sido impugnadas por la oposición. Pero los partidarios de Musavi quieren que se repita la votación. Entretanto, la revuelta ha provocado ya varios muertos a manos de los Basiji, una organización armada formada por voluntarios islamistas, fundada por Jomeini tras el triunfo de la revolución islámica en 1979. Durante la guerra contra Iraq, en los años 80, Ahmadineyad fue instructor de los basiji. Reclutaron niños de hasta 12 años que eran utilizados para limpiar los campos minados. Se había intentado con burros, ovejas y perros, pero con las explosiones se asustaban y huían. En cambio los niños llenos de fervor religioso se ofrecían jubilosamente. En la actualidad, en Tehéran hay más de un millón de basiji. Esta revuelta puede terminar bañada de sangre.

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