Mirada alrededor

Juan José Ruiz Molinero

jjruizmolinero@gmail.com

El Rey que salvó la democracia

Sus anomalías financieras, no ocultan que hace 40 años evitó volver al infierno de la dictadura

Febrero es un mes clave en la historia de España y Andalucía. En él recordamos el intento de Golpe de Estado y el referéndum de la autonomía andaluza. Ambos los viví intensamente. El 23-F de 1981, por ejemplo, seguí las noticias del secuestro del Congreso por Tejero y las de Milans del Bosch con sus tanques en las calles valencianas, en la redacción de Ideal, junto con otros compañeros y el director Melchor Saiz-Pardo, custodiados por dos guardias civiles que no sabíamos si estaban allí para protegernos de una posible noche de los cuchillos largos, si hubiese triunfado el golpe, o para seguir otras órdenes. Confieso que, como muchos políticos y periodistas que habíamos defendido la democracia, denostado la dictadura y apostado por un futuro de concordia y libertad que garantizaba la joven Constitución, sentíamos inquietud, como la sufrían nuestras familias. Cuando a las 1:15 de la madrugada apareció en RTVE el Rey Juan Carlos I, con su uniforme de Capitán General y su enérgico mensaje, dando órdenes a las capitanías de defender el orden constitucional vigente, que respetaron por disciplina, respiramos aliviados, con la conciencia de haber asistido a un acto histórico donde un Rey había evitado que España volviese al infierno de la dictadura del que tanto trabajo había costado salir, tras dejar un rastro de sangre y lágrimas. Tras la liberación de los diputados, con la gallardía de Suárez, Gutiérrez Mellado o Carrillo, seguimos las manifestaciones multitudinarias celebradas en Granada y en toda España, a las que dediqué mi comentario del día 28, reflejando el triunfo de un pueblo gozoso de no haber perdido la libertad.

Los demócratas de entonces y de ahora no deben olvidar -y los jóvenes de hoy conocer- el significado del 23-F y el papel decisivo de Juan Carlos I. El pasado martes -aunque no estaba presente en el acto conmemorativo, por esas presuntas causas de oscuras ganancias y defraudación al fisco, que deben ser aclaradas-, su hijo Felipe VI sí tuvo el recuerdo merecido a su padre que posibilitó la pervivencia democrática. Faltaron a la cita los independentistas catalanes -que originaron un nuevo golpe de Estado, parado por la Justicia-, los nacionalistas vascos, gallegos, etc. Y el inefable Iglesias siguió comportándose como un vulgar ciudadano que tiene sus opiniones sobre la monarquía parlamentaria, los raperos que apoyan terrorismos, violencias y saqueos, capaz de compararlos con García Lorca, o intentar desprestigiar la democracia española que tiene, según él, exiliados y presos políticos. Cualquier parecido con un vicepresidente de Gobierno es pura coincidencia, sobre todo cuando se empeña en falsear la realidad histórica de un país.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios