Quousque tamdem

Luis Chacón

luisgchaconmartin@gmail.com

Saber y conocer

La respuesta de la red es inmediata, pero carece del tamiz presente en los ámbitos académicos

Leía hace unos días una frase que creo que recoge bastante bien uno de los problemas fundamentales de esta sociedad ultrainformada. Decía, más o menos, ya que no la recuerdo textualmente que "Google puede darte un millón de respuestas en un segundo, pero una biblioteca te dará la respuesta correcta". La aparente contradicción de la frase no es tal si la analizamos. Se trata de sopesar cantidad y calidad. Conclusión de hipótesis, opinión de dato o verdad de intoxicación. Google, como todos los buscadores de Internet, es una empresa privada que dedica su esfuerzo a innovar y ofrecer productos útiles a sus usuarios. Una biblioteca -habitualmente pública o perteneciente a entidades privadas sin ánimo de lucro como son las fundaciones- tiene la función de conservar el saber acumulado durante siglos. Y lo hace más que separando el trigo de la paja, tamizando lo publicado hasta obtener lo más exquisito.

La rapidez de respuesta de la red es inmediata y está disponible desde cualquier dispositivo. Y ese es el mayor valor que han aportado las nuevas tecnologías. Pero carece de ese tamiz que sí está presente en los ámbitos académicos. O, al menos, debería ser el principal objetivo de quienes se dedican a la enseñanza, la investigación y la divulgación. El problema, como ocurre tantas veces, no es el medio sino el usuario. Obtener un simple dato incontrovertido como una fecha, una cifra o un nombre, es muy distinto a profundizar en una cuestión compleja. Nos hemos acostumbrado tanto a la inmediatez y, también, a la brevedad de los textos en las redes sociales que cada vez resulta más costoso que alguien -sobre todo los jóvenes que han nacido ya en una sociedad digitalizada- preste atención a un texto en el que se contrapongan tesis y antítesis para obtener la síntesis de cualquier asunto. Y mucho menos si se trata de textos en los que aparezcan los necesarios matices, las oraciones subordinadas o el uso del subjuntivo.

Lo estamos viendo y casi sufriendo, con la polémica, más o menos interesada, de las vacunas. En este, como en tantos otros casos, no hay respuestas absolutas. La duda metódica es la base del saber. Y sin embargo, estamos renunciando a profundizar en el conocimiento, a exigir dictámenes más que contestaciones a nuestras preguntas. Nos sobra información, pero ¿la estamos sabiendo utilizar? No olvidemos que el conocimiento se pierde mucho más rápidamente de cómo se genera.

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