Quousque tamdem

Luis Chacón

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¿Sables o navajas?

Es claro que hay dos, o quizá tres, gobiernos si a cuestiones de política económica nos referimos

El señor Garzón es un ministro brillante. En pocas semanas logró cumplir una de las líneas maestras de su programa eliminando tragaperras y apuestas deportivas. Su ojo de halcón es legendario. Y épica su capacidad analítica. Por eso es injusto criticarle por identificar "elementos reaccionarios dentro de las FyCSE que asuman como propio el discurso que invita al golpe de Estado y que alienta la derecha política". El señor Garzón ocupará un lugar de honor en el Olimpo de las citas. Entre Churchill y Groucho Marx. Más cerca de Marx que de Churchill. Obviamente. Pronto, en el frontispicio de las escuelas de estadística se grabará la frase con la que glosó el gran logro de su ministerio durante los días del más estricto confinamiento: "hemos comprobado que ahora que no hay eventos deportivos han bajado las estadísticas de apuestas deportivas". Ante los habituales ataques fascistas debió contestar, con su natural aplomo y citando a Marx -Groucho en este caso- ¿A quién van a creer, a mí o a sus propios ojos? Pero prefirió callar y no vanagloriarse de su gran éxito al reducir el consumo de alcohol en los bares. Su modestia es pareja a su inteligencia.

La verborrea cantinflesca del ministro de Consumo puede hacerle ganar puntos ante el señor Iglesias, -coincidir con el líder supremo es obligado-, convencer a los más radicales de su parroquia y enervar a los exaltados de la contraria. Pero no soporta el más mínimo análisis. Aunque sólo fuera porque el tiempo pasa, ni en las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, ni en los ejércitos queda un solo miembro que lo fuera durante el franquismo aunque tuviera más mili que Cascorro, en frase ya diluida en la memoria colectiva. Además, el impecable comportamiento colectivo de todos ellos durante decenios debería llevar a respetarles y apartarles del juego político, más, cuando su pluralidad ideológica es similar a la del resto de la ciudadanía como demuestra el hecho de que militares retirados de alta graduación ocupen cargos de responsabilidad en el gobierno y en la oposición.

Lo que es claro, y cada día más, es que hay dos, o quizá tres gobiernos, si a cuestiones de política económica nos referimos. Aún rigen las Cuentas eternas del ministro Montoro, el Cid Presupuestador. Así que me da la sensación de que más que ruido de sables en las salas de banderas lo que se quiere es ocultar el brillo de navajas que refulge en la del Consejo de Ministros.

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