Res Pública

José Antonio Montilla

montilla@ugr.es

Salir de las trincheras

Hemos de ponernos siempre en el lugar del otro y valorar sus razones, aunque sea para rechazarlas

Alejado del mundanal ruido, la realidad se advierte con una perspectiva más amplia. Y no me gusta lo que veo. Demasiadas trincheras desde las que cada uno dispara su verdad, sin salir a buscarla como nos pedía don Juan de Mairena. No sólo disparan al que consideran su enemigo, con el que no cabe el diálogo, sino también a quiénes pretenden introducir una duda o un matiz, al que peyorativamente llaman "equidistante". Es la actitud no sólo de la clase política sino también de muchos medios de comunicación y, por supuesto, de una ciudadanía empoderada para la batalla por los 140 caracteres de twitter o la página de facebook.

De esta forma, los mossos son unos héroes, capaces de eliminar en unas horas a una célula terrorista, o unos villanos que han desoído todas las advertencias, formales e informales, que les hubieran permitido impedir los atentados. Ay de quien pretenda presentar su actuación con luces y sombras, como bien sabe el director de El Periódico de Cataluña. Igual ocurre con los propios terroristas. Para unos, los musulmanes son todos terroristas, como antes lo eran los vascos, y deben ser expulsados de España para salvar nuestra civilización. A través de los mensajes de whatsapp he podido comprobar la cantidad de racistas que viven a mi alrededor, comportándose en el día a día como si fuesen personas normales. Para los "hotros", por el contrario, los "niños de Ripoll" son prácticamente víctimas pues los verdaderos culpables son Arabia Saudí y el Rey. Y todo ello, mezclado con un proceso independentista en el que los "hunos" son capaces de manipular hasta una manifestación contra el terrorismo o presentan leyes delirantes, sin el mínimo respeto por el Estado de Derecho, mientras los "hotros" consideran que la única respuesta al conflicto de Cataluña es enviar a la cárcel a sus dirigentes políticos.

Aunque el foco está en Cataluña, como casi siempre, podíamos seguir con más ejemplos. Tenemos, más cerca, el caso de Juana Rivas. La lucha de una mujer por salir con sus hijos de una situación opresiva puede hacerse, para unos, vulnerando el marco legal mientras otros lo presentan como un ejemplo de una perniciosa ideología de género.

Ante esta realidad maniquea, debemos introducir en la paleta toda la gama de grises, porque una realidad poliédrica no puede ser dibujada en blanco o en negro. Hemos de ponernos siempre en el lugar del otro y valorar sus razones, aunque sea para rechazarlas. En fin, a ver cuánto me duran las buenas intenciones; cuánto tardo en volver a una trinchera y ponerme a disparar.

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