Mirada alrededor

Juan José Ruiz Molinero

jjruizmolinero@gmail.com

De San Telmo a Waterloo

Veremos cómo afronta Moreno la dependencia de Vox y Sánchez la del tándem ultra Puigdemont-Torra

La veteranía le permite al comentarista recordar los llamados 'momentos históricos', producidos en las últimas décadas de nuestra historia política. Comentamos, en estos últimos cuarenta años, la muerte del dictador, las primeras elecciones democráticas, la alternancia política a nivel nacional, el intento de golpe de Estado del 23-F y, por último, la caída del llamado 'régimen' socialista en Andalucía que, curiosamente, ha permanecido casi los mismos que duró la dictadura franquista. Con la sustitución de la socialista Susana Díaz, por Juan Manuel Moreno, dentro de un complicado entramado formado por PP, Ciudadanos y la irrupción del ultraderechista Vox -cuyos doce diputados son esenciales en la continuidad del nuevo presidente- se abre otro momento 'histórico' que nos faltaba, con la caída del 'reino' andaluz en manos de sus enemigos más acérrimos. La pobre Susana Díaz, como Boabdil, ha tenido que entregar con dolor la llave del reino, -que llora como hombre, ya que no supo defenderlo como mujer, como le espetó, según la leyenda, la madre del último rey moro de Granada, en vieja terminología machista- en una nueva Toma que ha tenido no un pintor para plasmarla, sino los múltiples pintores televisivos y los medios de hoy que han retransmitido en directo el suceso.

No sé si doña Susana se refugiará en La Alpujarra, como sus antecesores, para resistir hasta el último momento, o acabará eliminada por Ferraz y los amigos de sus amigos, que no sabemos si serán sus amigos -como decía ella misma- por haber perdido tan valioso feudo que era semillero de los votos socialistas, cuyos votantes se quedaron en casa, en buena parte, el fatídico 2-D. Pienso que conservar Moreno la residencia del suntuoso Palacio de San Telmo, con el difícil equilibro que tendrá que hacer para contentar a socios tan diferentes como Ciudadanos y Vox, tiene cierto paralelismo con los que tiene que hacer Pedro Sánchez para mantenerse en La Moncloa con los otros socios del peor nacionalismo catalán como es el no menos tándem ultra-golpista Pûigdemont-Torra, amén de Podemos. Por eso resulta curioso, que unos y otros se tiren piedras por sus 'amigos' ultras. Los que los dos deben de hacer -y lo que se espera de ellos- es que no accedan a las pretensiones extremistas: Moreno, a la infranqueable línea roja de no deteriorar la ley de violencia de género -que, por cierto, sirve de munición para movilizaciones y escraches- y Sánchez a las pretensiones secesionistas catalanas que, por lo visto, no puede atajar abultando las concesiones económicas, en detrimento de otras regiones. Líneas rojas que no pueden traspasarse para mantenerse en el poder, al precio que sea, porque más vale honra sin barcos, que barcos sin honra.

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