San Telmo y las peregrinaciones

Me preocupan quienes protegen su gestión atacando lo más sagrado de la democracia: elegir en paz y libertad

En Sevilla. Desenvainando un ardor guerrero justificado bajo falsos y torticeros lamentos. Precursor de la estrategia: el socialismo andaluz. Dispuestos a cercenar almas y voluntades que votaron contrarias a treinta y muchos años de gobierno monocolor. Nada mejor que cercar San Telmo, propiedad usurpada al erario socialista. No admiten que otros la ocupen. Y lloran, y lloran, y lloran…

Como hace cuarenta años. Mando yo. Al pairo lo que diga la mayoría. Como hace cuarenta años. Tanto revivir la memoria histórica, me pregunto si justamente no nos quedamos con lo que debimos desterrar para siempre. Excusas para el escrache, muchas: igualdad, violencia de género, pensiones, impuestos... Las que otrora justificaron instaurar la dictadura fueron diferentes. Es más: no las necesitaron. Impusieron sin más su voluntad a la de un pueblo.

El fin fue y es el mismo: atacar la esencia democrática. Antes de tomar posesión. Al grito de "fascistas". Cómo cambia la historia de nuestro pueblo, ¿verdad? La España fascista que repudió nuestro sistema de libertades reprimía cualquier decisión electoral. La de hoy pretende hacer lo mismo, pero llamando fascistas a quienes defienden las urnas. Paradojas. Personas en desplazamiento a Sevilla subsidiadas por un Socialismo en estado de pánico. Unos, implorando un pucherazo. Otros, defendiendo puestos, que no ideas. Designios del péndulo de la historia, un socialismo que intenta sustraer la voluntad manifestada de un pueblo, harto ya de ser utilizado para construir falsas y viciadas historias. Sonia Gayá, Rosa Aguilar, Felipe López… consejeros alentando historias de desencuentro con la más genuina libertad, la más absoluta igualdad, y, gracias a ellos, la más maltrecha democracia.

Defendí en artículos a Susana Díaz por escraches similares. Hice mío su pensamiento: "No comparto actitudes de Podemos como la de llamar a los ciudadanos a rodear el congreso para influir en la voluntad de nuestros representantes en la Cámara. Consideran que las instituciones valen sólo cuando están ellos". No sé si antes o ahora me engañó…

Basta. No me preocupa quienes exigen justicia. No me preocupa quienes apelan a la igualdad de hombre y mujer. Aliento a tomar la calle, a ir contra un proyecto, un borrador concreto, una iniciativa legislativa que constituya amenaza de los derechos de toda nuestra sociedad. Aliento a quienes en sus ciudades se manifestaron ayer para exigir una igualdad real. Pero me preocupan los reyezuelos del absolutismo, los que desde el púlpito se aprovechan de los demás, los que, otrora residentes en San Telmo, apelan la revuelta con discursos de miedo y sinrazón. Y, porqué no decirlo, me preocupan quienes protegen su gestión atacando lo más sagrado de la democracia: elegir en paz y libertad.

Me encuentro como el día. Frío. Solo espero que llegue quien aproveche para poner un poco de paz. Y de respeto. Y de esperanza. Y de cordura. Espero eso. Sólo eso.

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