Sánchez: Elogio de la mentira

Cada día que pasa nos damos más cuenta de cómo el uso del embuste es práctica común entre quienes nos gobiernan

Dejó dicho Descartes, que "es prudente no fiarse por entero de quienes nos han engañado una vez". Pese a su preclara inteligencia, el autor del Discurso del Método no se percató de que el cinismo exacerbado está instalado de forma muy arraigada entre muchos de aquellos que viven de la política.

Cada día que pasa, nos damos más cuenta de cómo el uso del embuste, improvisado o minuciosa y alambicadamente preparado, es práctica tristemente común entre aquellos que nos gobiernan. No deja de ser curioso que, en la Edad Media, incluso en el Renacimiento, quien mentía a un rey en asuntos de Estado; y era descubierto; estaba irremisiblemente condenado a que le separasen el tronco de la cabeza o a que le colgasen por donde la cabeza se une al tronco, hasta que dejase de respirar. Y eso acontecía porque el embustero, el mentiroso en cuestión, no podía ocultar la verdad, fuese cual fuese, al que, en nombre de Dios o por la gracia de Dios, era fuente inagotable del poder terrenal, tal y como se indicaba en las monedas de curso legal, con las que pagaba al embustero.

Hoy, ese soberano es, por definición constitucional, el pueblo, la ciudadanía. Y quien gobierna lo hace sólo en su nombre y representación. ¿Habrá, pues, mayor aberración y traición de lesa majestad que mentir a aquel del que el poder dimana? ¿De qué castigo debiera ser acreedor?

Pues, he aquí la paradoja, de ninguno, ninguna pena condena, en el Estado de Derecho en el que vivimos, al servidor público que, para llegar y mantenerse encaramado en la atalaya del poder, mienta como bellaco traidor, con cínica mirada y bien ejercitado gesto.

Viene todo esto al caso porque creo recordar que el actual presidente del Gobierno, Pedro Sánchez Pérez-Castejón, secretario general del PSOE, para llegar a La Moncloa, afirmó; y reiteró sus afirmaciones su secretario de organización y hoy ministro, José Luis Ábalos; que nunca "pactaría con independentistas ni con los herederos de los asesinos de ETA, que jamás lo haría con populistas" de Podemos, que lo que pretenden, dijo, "es implantar en España un régimen como el de Venezuela", que en "Alemania dimiten por plagiar una tesis" y un largo rosario de afirmaciones similares que no han resultado ser sino premeditadas mentiras con las que ha engañado, sin empacho ni conciencia alguna, al Pueblo Soberano. Suerte ha tenido este socialista Pedro Sánchez -como también otros- tras de engañar a quien le paga, de no vivir ni en la Edad Media, ni en el Renacimiento. Cual otro Álvaro de Luna hubiera sido colgado. ¿O no?

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