Mirada alrededor

Juan José Ruiz Molinero

jjruizmolinero@gmail.com

Sánchez y la desvergüenza

Su última perla ha sido descabezar el CNI tras la danza independentista de los siete velos

En mis reflexiones y miradas a la actualidad política, social y cultural de las últimas décadas -en especial desde la restauración de la democracia- he comentado múltiples desvergüenzas políticas, pero ninguna tan persistente y nefasta para el prestigio de las instituciones como las de Pedro Sánchez, un hombre que ha demostrado carecer de sólidos principios políticos -los cambia, como Groucho Marx, de un día para otro-, y con una enfermiza obsesión del poder, a costa del precio que sea. Todo ello es reiterativo, reflejado en las hemerotecas, porque la realidad no puede enmascararse, aunque lo intente un Gobierno tan débil y dividido.

Su última perla ha sido descabezar al CNI, tras la danza independentista de los siete velos, con el erótico baile chantajista que le han ofrecido tras conocerse el espionaje a miembros del independentismo catalán, que, ha sido y es, porque insisten en ello, un evidente peligro para la integridad territorial de España -El Periódico ha publicado posibles relaciones de Puigdemont con agentes rusos al que ofrecieron enviar 10.000 soldados a España y financiar la independencia- y sus líderes han cometido graves delitos por los que han sido condenados, aunque Sánchez los haya indultado para conseguir su apoyo para mantenerse en La Moncloa, como necesita a los 'progresistas' herederos de los terroristas etarras y al resto de grupos tan diversos como el PNV o la CUP. A todos ellos los ha metido en la comisión de acceso a los documentos secretos.

Ese espionaje legal a independentistas ha hecho que ERC y otros hayan pedido cabezas, entre ellas la de la directora del CNI, Paz Esteban y también de la ministra de Defensa, Margarita Robles, que en pocos días ha tenido que matizar su enérgica defensa de las actuaciones de la 'Inteligcncia' para mantener, por ahora, su cabeza, que no estará segura si los independentistas siguen quitándose velos en esa danza no erótica, como la de Salomé, sino pornográfica políticamente, pero grata a los intereses particulares de Pedro, al que le importa un bledo la dignidad de la nación que gobierna.

Sospechábamos que Sánchez entregaría en bandeja de plata las cabezas que les pidieran sus socios. Como no había pretexto para descabezar al CNI ha sacado supuestos fallos que no ha explicado, de los misterios de Pegasus, desdiciendo horas después a su ministra de Defensa. Es una más de los muchos desvaríos a que nos tiene acostumbrado Pedrín, cariñoso diminutivo para un niño caprichoso y coqueto, pero impropio para un presidente de Gobierno. Un niño al que deberían haberle dado alguna educación en dignidad y vergüenza política si iba a dedicarse a esta alta misión pública.

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