carlos navarro antolín

Sanchistas antes que socialistas

El Gobierno no tiene otra agenda que la del descaro y estar dispuesto siempre a pagar el precio que sea por el poder

Empezó con mentiras sobre su capacidad para conciliar el sueño si tenía que formar un Gobierno con ministros de Podemos. Se ve que cae con facilidad en los brazos de Morfeo aunque exhiba unas canas de diseño por aquello de evidenciar el desgaste del poder. Colocó a la ministra de Justicia de fiscal general del Estado. Sin anestesia. Porque yo lo valgo. Disparó el número de ministerios, pero no se le ocurrió dedicar ninguno a la Tercera Edad, que eso sí que hubiera sido progresista. Mucha igualdad de escaparate, mucho cambio climático y mucha agenda 2030. Pero a los viejos que los cuide la aviesa iniciativa privada. ¡La de gente que habla de la agenda 2030 en España mientras unta la mantequilla a la tostada! Reaccionó tarde y mal a la crisis. Se dedicó a dar insufribles sermones dominicales a la hora del telediario. Al término de un debate sobre la prórroga del estado de alarma coló una nota de prensa para anunciar cambios en la reforma laboral con el apoyo nada menos que de los legatarios de ETA. Impide al Rey acudir a la anual entrega de los despachos a los nuevos jueces en Barcelona, donde se necesita más que nunca hacer patente al Estado más allá de la sede de la Delegación del Gobierno. Este tipo sin escrúpulos expresa su condolencia por un etarra que se suicidó en la cárcel. No conoce principios a la hora de mantenerse en el poder. Quiere el poder por el poder. En eso consiste el sanchismo, a eso ha quedado relegado el PSOE de hoy. De aquel Felipe en Suresnes ("Hay que ser socialistas antes que marxistas") al fatuo de Pedro Sánchez en la Moncloa de bajo coste donde impera una directriz: "Hay que ser sanchistas antes que socialistas". Tras el vergonzoso cabezazo del mismísimo presidente del Gobierno a los dolientes de ETA, el anuncio de la tramitación de unos indultos a los delincuentes del referéndum ilegal en Cataluña. Pero un anuncio colado en una comparecencia parlamentaria como el que no quiere la cosa, como el que te comenta algo importante siguiendo la estrategia del Pisuerga y Valladolid. Este Gobierno del descaro tiene una moral que viaja en un camión de mudanza. ¿Y qué se dice del veto al Rey? Que lo decide quien lo tiene que decidir, dicho sea en el tono frívolo y altivo de la señora Calvo. No pregunten más, esto es lo que hay. No tienen otro objetivo que atornillarse en el poder. Están dispuestos a pagar y a ceder cuanto sea necesario por empadronarse en los ministerios. Obsesionados con los tronos. Para ellos es un juego, no una vocación. ¿Y la derecha? Hecha unos zorros.

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