Esta boca es tuya

Antonio Cambril

cambrilantonio@gmail.com

Sebas no tiene enemigos

Amén de las responsabilidades que la Justicia determine, la operación Nazarí tiene mucho de ajuste de cuentas

La Historia está repleta de rumores. Uno de ellos refiere que, cuando su confesor fue a administrarle la extremaunción y le pidió que perdonara a sus enemigos, el general Ramón María Narváez, jefe de Gobierno con Isabel II, atinó a decir: "Padre, no tengo enemigos, ¡los mandé fusilar a todos!" Cierta o apócrifa, la frase atribuida a El espadón de Loja expresa a la perfección su carácter sanguíneo y una manera muy española de hacer política. Sucede ahora con Sebastián Pérez, al que es más fácil imaginar armado con una daga florentina que con un sable, y al que Pepe Torres acusa de haberlo "fusilado políticamente en las tapias del cementerio". Aunque sin verbalizarlo todo, el antiguo alcalde del PP atribuye su caída en desgracia y su implicación en varios delitos de corrupción a la ambición del presidente de su partido. Y va más lejos: lo señala como cómplice de cuanto se pueda demostrar al declarar a una emisora de televisión nacional que "él lo conocía todo muy bien porque estaba en el despacho de al lado". Pepe, que de esto sabe un rato, puesto que fue jefe de la porra, ocupó la Delegación de Gobierno en Andalucía, también se pregunta por quién es el político que ordenó a la UDEF que elevara una petición a la juez para realizar la intervención. Queda claro que, amén de las responsabilidades penales que el tiempo y la Justicia determinen, la operación Nazarí tiene mucho de ajuste de cuentas, de asunto interno del PP.

Sebas se apresta a su reelección como presidente provincial en el próximo congreso del partido y a cumplir el sueño infantil de ser alcalde de Granada postulándose después como candidato, algo que jamás conseguiría con Pepe Torres en activo. Lo logrará, si la operación Nazarí no lo salpica y Paco Cuenca no reacciona, porque cuenta con el apoyo de Rajoy y de toda la organización nacional y andaluza. Y porque apenas le quedan enemigos; están todos real o políticamente muertos, los que lo amamantaron (Juan de Dios Martínez Soriano, Gabriel Díaz Berbel, Pepe Torres... ) y los que no. También su futuro contrincante, Juan García Montero. Aunque él no lo sepa. Aunque lo acuse indirectamente de cainita, como hará antes del Congreso y como ha hecho en una entrevista a Granada Hoy. Aunque movilice a todo el hospital de sangre y a todo el escuadrón de zombis, a todos los cadáveres y heridos que Sebas ha dejado en las tapias del cementerio político del PP.

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