Esta boca es tuya

Antonio Cambril

cambrilantonio@gmail.com

Sebas pierde el tren

El PSOE ha restituido en cinco meses lo que el PP de Rajoy y Sebastián Pérez desmontaron en una ventolera

ábalos ha cumplido. Dijo que el 26 de noviembre Granada recuperaría el Talgo que la conectaba con Madrid y así ha sido. ¡Insólito! Por primera vez en varias décadas un ministro de Fomento ha cumplido con exactitud su palabra. A las siete y treinta y cinco del lunes el tren partía hacia la capital del país con cien personas a bordo. "Campo, campo, campo. Entre los olivos, los cortijos blancos." Un sueño, tanto que me sorprendió durmiendo. No fui a verlo porque pensaba que a esa hora no estarían las calles puestas. Cuando lo confirmé, sobre las once de la mañana, pensé que hemos dado un gran salto hacia atrás. En materia ferroviaria, Granada ha vuelto al siglo XX después de que el Partido Popular la enviara a la primera mitad del XIX. No dejó en la ciudad más tren que el chucuchú, el engendro turístico que atora el tráfico con un tropiezo, o un descacharre, tras otro. Y los trenes de la presunta corrupción que condujeron al banquillo de los acusados a José Torres y su delegada de Urbanismo. El PSOE de Pedro Sánchez y Francisco Cuenca ha restituido en cinco meses lo que el PP de Rajoy y Sebastián Pérez desmontaron en una ventolera. El alcalde puede hinchar orgulloso el pecho de palomo y dejar ondear el fular al aire. Y el candidato de los conservadores a la Alcaldía debería de rehacer su loa biográfica en Wikipedia y explicar cómo en trece años con él en el Ayuntamiento, cuatro en la presidencia de la Diputación y catorce al frente del Partido, la ciudad y la provincia han sufrido tanto.

Cierto que falta recuperar el tren hotel que atravesaba la noche para conectar Granada con Barcelona. O que no habrá AVE hasta pasado junio del 2019. Y que este logro habría sido imposible sin la infatigable labor de los activistas de las plataformas en defensa del ferrocarril que, pese a no contar con el respaldo masivo de la ciudadanía, han logrado con su entusiasmo volver a poner la ciudad en el mapa ferroviario nacional. Representantes de todos los partidos municipales participaron también en las protestas. Salvo los del PP, que no asistieron a ninguna y se retrataron con su ausencia. Sebas mandó parar. Estaba obcecado en conservar sus múltiples cargos, aletargar a la población y no incordiar al jefe. Este humilde tren, que convendría conservar para permitir viajar a Madrid a quien no pueda costear el precio del AVE, se ha conseguido pese a él y frente a él.

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