Los nuevos tiempos

César De Requesens

crequesens@gmail.com

Sectarismo político

La ciudadanía lo que demanda es un capitán al timón de esta nave en la que todos gritan mientras que solo da vueltas

La deriva que arrastró a Sánchez hacia el populismo que ahora práctica no gusta ni siquiera dentro de su propio partido. Las malas compañías con aquellos partidos que querían asaltar el Congreso hasta que finalmente lo hicieron ha derivado en que un partido histórico esté ahora cautivo por los compromisos firmados con gente visceral alejada del socialista de toda la vida, que siempre quiso el avance social pero con buen tino.

El calificativo de 'secta' para Podemos es ya un lugar común en los corrillos habituales en esta pandemia. A nadie se le han escapado las maneras de iluminado que maneja verdades reveladas e inmutables del vicepresidente más difícil de respaldar de toda la democracia. Que sus formas no son nada democráticas más allá de guardar un mínimo las apariencias lo hemos constatado todos en su capacidad de eliminar la disidencia interna, de imponer su estilo de nuevo rico por encima de cualquier reclamación estética y la desaparición hasta el exterminio de cualquier compañero de viaje que inició con él aquel entusiasta camino que, andado el tiempo, se ha demostrado que era más de lo mismo.

La propia Carmen Calvo, política veterana y feminista con solera, debe estar echándose las manos a la cabeza con las leyes-despropósito que se le ocurren a la señora del gurú, mujer que parece también agraciada con una suerte de revelación sobrenatural que a los demás se nos escapan. Su actitud didáctica, evangelizadora, cuando no de policía ideológica respecto a lo que ella considera bueno o malo para nuestra forma de entender el mundo está marcando un antes y un después en nuestra democracia

Salvo en el tema de la corona, único baluarte de sensatez que no entregan los socialistas a la locura insaciable del Robespierre con vaqueros, parece que quien gobierna a través de un maniquí que pone la cara es el propio Iglesias. De ahí que surjan voces airadas, caso de Felipe González o Alfonso Guerra, que llaman a rescatar el buen sentido frente a la deriva podemita.

Cautivo por los votos de los iluminados regionalistas (Bildu y ERC) Sánchez solo se preocupa de revalidar su victoria y deja hacer. Pero muchos de sus compañeros ya han advertido que se está forzando la máquina mientras que la ciudadanía más que renovar sus costumbres lo que demanda un capitán al timón de esta nave en la que todos gritan mientras que solo da vueltas.

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