Rosa de los vientos

Pilar Bensusan

Segundo round

ESTA noche podremos ver en televisión el segundo asalto del cara a cara entre Zapatero y Rajoy, aunque, después del primero, mucho me temo que, con tanto encorsetamiento y milimetrado, vamos a contemplar a los mismos candidatos algo hieráticos de la primera vuelta.

Hierático Zapatero, no sólo con su discurso de cadencia tediosa, repetitiva hasta el machaqueo y recurrente in extremis al pasado aznarista-aceviano, sino, incluso, con su propia mímica gestual, respecto a la que hay ya hasta quien dice que apareció retocado de botox hasta sus mismísimas cejas. Menos hierático Rajoy, nada en sus palabras, puesto que de imbécil tiene bien poco, en contra de la opinión del señor González, palabras directas, concisas y algo agresivas; pero sí hierático en su mirada, anclada en un punto perdido de la cámara, seguramente coincidente con indicaciones dadas desde bambalinas, pero que flaco favor hizo a su imagen, casi tan poco como el toque hortera-cursi del epílogo infantil-femenino que nos largó al final, para cuyo autor reclamo una inmediata destitución.

Artificialidad y artificiosidad para un debate tan esperado, aunque, todo sea dicho, no estuvieron tan mal como 'Pizarrín' y 'don Solbente', pero sí se echó en falta naturalidad y espontaneidad, esos toques mágicos que verdaderamente nos demuestran la preparación, lo que realmente están dispuestos a ofrecernos a los españoles y, lo más importante, si mienten o no.

Debate tan expectante como el partido de vuelta que esta noche nos va a mantener pegados al televisor, esta vez con Olga Viza de moderadora, que esperemos que se atreva a cortar más a Zapatero de lo que lo hizo Manuel Campo Vidal, si es que aquél llega a interrumpir a Rajoy tanto como en el primero, situación intolerable en un formato pactado hasta el último detalle y que, reconozco, me resultó verdaderamente indignante.

Si influirá en el voto o no lo suficiente como para hacer inclinar la balanza electoral hacia un candidato u otro, sólo lo saben los indecisos, aunque si no hablan de propuestas sólidas de futuro en economía, vivienda, seguridad ciudadana, sanidad, paro, política social, inmigración, etcétera, poco creíbles van a resultar, máxime si se decantan por realizar 'ofertas' al mejor postor, como la de los ya archifamosos 400 euros de ZP o la del hipotecón de Solbes.

En fin, sea como sea, los ciudadanos-electores estamos ansiosos por ver de nuevo a Rajoy, esta vez a nuestra izquierda, y a Zapatero, a nuestra derecha, a ver si, corregidos los fallos de su primer e histórico encuentro, nos deleitan con la frescura y la naturalidad de los buenos políticos de antaño. Ya lo veremos.

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