El lanzador de cuchillos

Semana de desescalada

Los treinta mil muertos de Pedro Sánchez no cabrían en la mitad de los estadios de primera

Lunes. Pablo Iglesias sembró tormentas y ahora recoge tempestades, pero no se puede acosar a los políticos. Ni en su domicilio, ni en la calle ni cuando intervienen en un acto público. Es verdad que con él -y con los nacionalistas- empezó todo, pero los demócratas somos distintos y respetamos las reglas del juego. Porque sin reglas no hay juego y ese es, precisamente, el sueño húmedo del podemismo. MARTES. Luis García Montero llama "facciosos" a quienes protestan por la gestión del gobierno; así es como llamaba la gente del Frente Popular a los sublevados del 36. Ese lenguaje guerracivilista, que convierte en enemigo al que piensa distinto, es de una irresponsabilidad enorme. Y, por otro lado, resulta sorprendente en quien, por decirlo en términos epidemiológicos, tiene la familia infectada de facciosos. MIÉRCOLES. Sánchez engañará a Bildu, como ha engañado a todo el mundo, pero ha quedado claro que el PSOE, por un puñado de votos, no tiene reparos en aceptar el lenguaje -y el marco mental- proetarra. Sólo hay que leer el acuerdo tripartito. Pilar Ruiz, la madre de los Pagaza, no confiaba en el partido de sus hijos. Con razón. Sí, Pilar, dirán y harán más cosas que te helarán la sangre. JUEVES. A los que repiten como papagayos locos que el centroderecha no quiere pactar con Sánchez les recuerdo que el PP apoyó el estado de alarma y la primera prórroga y Ciudadanos todas las prórrogas. ¿La respuesta de Sánchez? Pactar en secreto con Bildu, cuyos votos, además, no eran necesarios, una medida que garantiza las colas del hambre. Rivera se equivocó mucho, pero no en eso: Sánchez es un ególatra peligroso con el que no se puede ir ni a heredar. VIERNES. Pablo Iglesias ha sido reelegido, de puntillas, Secretario General de Podemos. No ha votado (casi) nadie, pero los que han votado le han votado (casi) todos. Ya no están los compañeros que fundaron el partido y tampoco hay rastro de la limitación de sueldos ni de mandatos. Tiene Iglesias un partido a su medida, mucho más férreo que la casta a la que tanto criticó. Nada que no hubiera ya pasado en la famosa granja de Orwell. SÁBADO. He vuelto a leerme el prólogo de A sangre y fuego, la crónica de la guerra por la que rojos y nacionales querían matar a su autor, Manuel Chaves Nogales. Ocho páginas que cuentan lo de entonces y explican lo de ahora. DOMINGO. El New York Times homenajea en su portada a los (casi) 100.000 muertos de Trump. Aquí, El País nos informa de que vuelve la Liga y el turismo internacional. Los 30.000 muertos -oficiales- de Sánchez no cabrían en las playas ni en la mitad de los estadios de primera.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios