Bloguero de arrabal

Pablo Alcázar

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Semana electoral de penitencia

Ante la convocatoria electoral, en plena Semana Santa, calla el clero y sermonean Pablo Casado y Teodoro García Egea

Seguro que los lazos que unen hoy a los actores procesionales son tan fuertes como los que uncían a los fieles cristianos de la España eterna y católica. Es decir, que la secta heterodoxa, procesional y cofradiera es un fenómeno religioso que cubre las mismas necesidades espirituales que el decadente catolicismo tridentino. Le ha arrebatado a la Iglesia Universal y Eterna sus ídolos, parte de sus ritos, inciensos y juncias. Pero ya no obedece a la disciplina vaticana. Se trata de una religión nueva, laica y pagana, que sirve, como la antigua, para que personas de lugares lejanos, que no se conocen y que no se conocerán jamás, se sientan cercanas, compartiendo con millones de fieles, certezas, rezos, ídolos y procesiones. En tanto que los sacerdotes católicos siguen obstinados en hablar más de sexo que de teología. Ante el recelo de la población que no perdona a la Iglesia los abusos sexuales a menores. Entrometiéndose en un asunto que su Dios resolvió, para que la especie se perpetuara, primando la actividad sexual con un plus placentero que viene funcionando tan bien como la misma Ley de gravitación universal. Tan pesados se están poniendo con este asunto que parecen viejos rijosos. En tanto que los líderes de los partidos que se confiesan católicos, hermanos, acaso, de alguna cofradía, ponen el grito en el cielo porque el "resistente" Pedro Sánchez ha convocado elecciones para el 28 de abril, en plena Semana Santa. Lo ven como un ataque brutal a la tradición. Aunque estas la Pasión tengan ya muy poco de tradicional. En ella el único que sufre de malos tratos (en efigie, esto sí), es la imagen de un Cristo sangrante y lacerado al que pasean por las calles los sacerdotes de la nueva secta (cofrades, costaleros, hermanos mayores), mientras que todo el mundo se lo pasa bomba y se harta de figurar y de comer y de beber. España ya no es católica. Los obispos, los párrocos y hasta el mismo papá, teóricos propietarios de la franquicia cristiana, tendrían que salir a excomulgar a Sánchez. Pero no, ellos callan, mientras que el secretario general del PP, pregonero este año de la Semana Santa de Murcia, o Pablo Casado, un antipático líder regañón y apocalíptico, se arrogan el papel de pastores del rebaño cofrade y crucifican al rocoso e inmarcesible Sánchez por su herejía electoral.

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