Hay señales que indican que algo no va bien. El Ayuntamiento de Granada parece haberse percatado de eso y ha decidido retirar las que saturan de información a granadinos y visitantes en el centro histórico de la capital. Se trata de señales turísticas -en ningún caso de tráfico- y según comentó ayer el concejal del ramo, Manuel Olivares, muchas están obsoletas, son antiguas y confunden al personal no sólo por contradecirse entre sí, sino también debido a la falta de uniformidad cromática, de forma o estética. Y con esos elementos, el equipo de gobierno ya trabaja en un plan que se desarrollará en dos fases. Una primera, ya en marcha, en la que se analizará todo el material existente y una segunda en la que se procederá a sustituirlas tomando como referencia el modelo de otras ciudades de Europa. Esperemos que no sea para lo único que los gobernantes de esta ciudad miran a otras del Viejo Continente. La emergencia en Granada es acuciante, por ejemplo, en la zona Norte. Y más que acuciante, diríamos tercermundista. Paradójicamente, la esperanza de los vecinos es lo único que no se apaga. Da menos votos, pero es señal de algo.

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