Send in the clown

Comenzamos a parecernos a las más avezadas repúblicas bananeras, donde todo fluye por engaño

Send in the clown. Envía adentro los payasos. Tarde de modorra y barro, lienzo desafinado en mi mente, calentura sin brillo ni esplendor. Leo noticias del día, valoro movimientos políticos que golpean a martilladas el más común de mis sentidos. Y en mi mente, sólo esa canción. Una y otra vez: send in the clown. Send in the clown.

Me pasa como a ustedes. Difícil encontrar sentido alguno a esta suerte de desparrame mental. Más allá del posicionamiento ideológico que provoque a unos y a otros, no logro pasar del primer análisis: porqué precisamente ahora. Porqué ahora aparece en el circo (porque es un circo) en que están convirtiendo esta nación. Porqué ahora. ¿Torpeza o la enésima cortina de humo? El Consejo de ministros pretende aprobar una reforma más (y van…) del aborto voluntario. Creí que era una maniobra para dejar sin objeto un más que probable pronunciamiento contrario del Tribunal Constitucional a la anterior reforma. Después pensé que, de ser así, era otra torpeza, una más, pues los dilatados plazos para tramitar la reforma frustrarían el intento de anticiparse a una nueva bofetada judicial.

En esas estaba. Pero sonó la canción. Send in the clown. Send in the clown. Y ahí me imaginé. Debatiendo (cíclicamente lo provocan) la finalidad de la ley, agrandando la grieta ideológica, ahondando irreconciliables posicionamientos ideológicos. Ahí. En la pista. Con nariz de payaso y todo. Estábamos los españolitos de a pie. Todos. Daba igual lo que pensáramos. En realidad, el fondo era lo de menos. Send in the clown. Send in the clown. Cuando España se debate en marmita repleta de problemas económicos, carencias sociales, quiebra del sistema de pensiones, inasumible inflación, ingobernabilidad, infinitos chantajes nacionalistas, la mayor pérdida de poder adquisitivo de nuestro siglo; cuando todo se cuece en la marmita de un país que se llama España, cuando socialmente puede estallar en las manos del Gobierno de la Nación, cuando las encuestas dan a un Feijóo en avance… Send in the clown.

Y salimos a la pista. Y aplauden. Era su guion. Distraer la atención, desviar pensamientos hacia temas que nos enfrenten con objeto de esconder una mísera realidad. En el país del desvarío, comenzamos a parecernos a las más avezadas repúblicas bananeras, donde todo fluye no por interés en el progreso y el bienestar del ciudadano, sino por una suerte de engaño y burdo manejo en que convierten el arte de comunicar.

Send in the clown. Estaba a punto, como todos, de salir a la pista. Debatir sobre la kafkiana reforma del aborto voluntario. Mucho que hablar. Pero no. Esta vez no. Pisando la arena, miré la grada. Risas y confabulación de quienes cobran por decir que gobiernan la nación. "Volvieron a picar", decían. Me quité nariz, tirantes y camisa de flores. Con las manos en los bolsillos, salí de la pista. ¿Send in the clown? No Sr. Sánchez. Al menos, por esta semana, no.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios