Cambia, todo cambia

¿Sequía en Granada?

En torno a 100.000 habitantes del Área Metropolitana siguen vertiendo sus aguas fecales a las acequias y a los ríos

Escribía José Luis Serrano en su novela dedicada a Zawì que el verdadero origen de Granada está en la Fuente Grande de Alfacar que desde tiempos inmemoriales sacia la sed de nuestra ciudad a través de la acequia de Aynadamar. Como si la ceguera colonial de los Reyes Católicos siguiera vigente, las administraciones "competentes" reniegan de nuestro pasado, y ni la una ni la otra se conservan como debieran. La hermosa surgencia del agua de La Alfaguara está acompañada por un viejo restaurante que vivió mejores épocas y que hace todavía más inhóspito el paraje. Sólo El Patio, un pequeño ventorrillo de excelente cocina casera, da vida a un lugar tan emblemático.

El agua de las acequias es a Granada lo que el agua del Nilo a El Cairo. Nuestra ciudad no se entendería sin esa magnífica obra de ingeniería que constituye el sistema de canales que recogen el agua de las montañas y la reparten por todos los rincones, llegando hasta los confines de la Vega sólo con la fuerza de la gravedad.

Sin embargo el cambio climático nos enfrenta a uno de los mayores desafíos de la Historia. Este año se han vuelto a cumplir los modelos matemáticos que como modernos vaticinios señalaban desde hace años que si no reducimos sustancialmente las emisiones de gases de efecto invernadero el siglo XXI se caracterizará por largos periodos de sequía y por una menor disponibilidad de agua en toda la cuenca mediterránea.

Mientras aportamos lo que nos corresponde para reducir el consumo de energías fósiles cuya combustión genera el cambio climático, debemos activar con urgencia medidas para adaptarnos a esta crisis global. Así, cuando hay sequía en Granada nos abastecemos del acuífero de la Vega, que se recarga principalmente con el agua que se infiltra de las acequias y los regadíos históricos. Por lo tanto, en este período de escasez es urgente que se dinamice la agricultura tradicional en la Vega de Granada evitando las nuevas urbanizaciones y conservando adecuadamente el sistema de riego. Sin embargo, la presión especulativa ha vuelto a poner sus ojos en la Vega y la Junta de Andalucía lleva décadas prometiendo inversiones en depuración de aguas, pero hasta el día de hoy en torno a 100.000 habitantes del Área Metropolitana siguen vertiendo sus aguas fecales a las acequias y a los ríos.

No hay tiempo que perder, nuestra ciudad necesita el agua para mantener su esencia, y no podemos permitir que se sequen nuestros pozos como se secaron nuestros ojos estos dos años en los que falta el profesor Serrano quien enseñaba que de una Fuente Grande nació Granada.

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