Rosa de los vientos

Pilar Bensusan

bensusan@ugr.es

Siempre Granada

El problema de Granada debe abordarse desde la construcción de un nuevo proyecto político, territorial y administrativo

Parafraseando a Rick Blaine en Casablanca, siempre nos quedará Granada…, esa Granada hermosa, monumental, culta, de pasado extraordinario y trascendental para nuestra Historia y la de España, pero, a un tiempo, esa Granada menesterosa, desatendida y menospreciada que conforma el presente de nuestra tierra como aciago contrapunto a tan espléndida Historia.

Y los granadinos tenemos la obligación y la responsabilidad de asumir nuestra triste y deprimida realidad para transformar nuestra tierra y dirigirla hacia un futuro de prosperidad y bienestar.

Pero no se aborda el grave problema de Granada desde la resignación ante la postergación en la que nos mantiene Andalucía, sino desde la construcción de un nuevo proyecto político, territorial y administrativo para este Reino de casi ocho siglos.

Las tristes y desgraciadas noticias que conocemos a diario sobre nuestra tierra nos sitúan a la cola de todo: con mayor pobreza -con 30 pueblos entre los 200 más pobres de España y ninguno entre los 200 más ricos-, con mínimo tejido empresarial, infraestructuras o emprendimiento, en definitiva, con una economía hundida -ahora todavía más por la desgraciada pandemia-, con miles de negocios cerrados, de proyectos truncados, incluso hasta con más muertos por Covid-19 que ninguna otra provincia andaluza…

En fin, Granada tiene una situación crítica extrema que repercute en el día a día de miles de granadinos y que hay que cambiar de una vez. Porque la extrema situación en la que se encuentra nuestra tierra no es casual sino producto de la deliberada dejadez de la Junta andaluza que fomenta descaradamente el desarrollo de Sevilla y su órbita, mientras desatiende deliberadamente a los pobres y lejanos territorios a ella anexionados por obra y gracia del fraudulento 28-F.

Y mientras, en este atípico inicio del curso político, el Alcalde se dedica a inaugurar Carrefour Express entre GRX y GRX, el PP a sus tensiones internas, y la oposición a acatar la voz de sus infames amos nacionales.

Desalentador es el presente político y territorial de Granada, pero las elecciones a esta falaz autonomía llegarán en dos años y a su parlamento deberán incorporarse voces que allí defiendan sin tregua los intereses de este postergado territorio, para, desde el sevillano foro sentar las bases de nuestra marcha hacia un futuro autónomo más justo y prometedor.

Y sí, siempre nos quedará Granada, pero una nueva Granada, la Granada del Granadexit, la del mañana libre y próspero que tenemos que construir fuera de Andalucía.

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