Perdiendo el norte

Síndrome del papel del váter

No me explico cómo es posible que se produzcan hechos paralelos y, a la vez, contrapuestos

A veces la vida me despista (aún más). A veces las circunstancias te van llevando y, por muchas dosis de namasté que aplique (u oraciones a mis santos), entras en una vorágine difícil de abandonar. Cuando aún le estaba dando vueltas al misterio de la acumulación del papel higiénico de ahora hace justo dos años, llega el increíble fenómeno de la acumulación de aceite de girasol. No entendía que tuviéramos tanta necesidad de limpiarnos ciertas partes… y no entiendo que tengamos que freír tanto. Aunque quien nos tiene fritos es nuestro amigo el ruso. Bueno, amigo de otros que están tan callados en esta guerra. No me explico la facilidad que tenemos como sociedad para contagiarnos; y por qué ciertas actitudes se 'viralizan' más que otras. Sinceramente no me explico cómo es posible que se produzcan hechos paralelos y, a la vez, contrapuestos. No me explico que haya calado tanto en la sociedad granadina la lucha por una igualdad real entre hombres y mujeres, cuando son postulados contrarios a la moda verde en auge. No me explico que Granada entera se haya volcado en las distintas acciones solidarias con las personas damnificadas por una guerra de consecuencias imprevisibles, cuando la llegada de inmigrantes, el acogimiento al forastero y cualquier acción de justicia social con los de fuera, son postulados totalmente contrarios al abecé de la moda verde en auge. No me explico que la misma sociedad que normaliza las relaciones afectivo-sexuales entre personas del mismo sexo; que lucha por la igualdad entre hombres y mujeres; y que se conmueve y se moviliza ante los problemas de una comunidad masacrada, como la ucrania, lleve en volandas a una opción política y social que clama y trabaja por todo lo contrario; y que anhela sociedades donde la diversidad y la democracia son valores a combatir y a extinguir. Mi compañero Árbol me ha dado algunas claves, que comparto. Si. Ahí está el problema y el origen de esta aparente contradicción: 'cuando hay falta de referencias, la sociedad acepta las extravagancias'. Amén, Enrique. No me explico nada. Cada día me explico menos sobre cada vez más cosas. No tengo ni idea de por qué ahora, de pronto, todos tenemos necesidad de contar con aceite de girasol en casa, como si nos fuera la vida en ello. Quizás sea porque aún no nos hemos limpiado lo suficiente nuestros desechos mentales. Quizás es que el papel higiénico que acumulamos hace dos años no fue suficiente para ello y ahora necesitamos aceite -como lubricante- para que ciertos postulados nos entren sin causar demasiado dolor.

PD: Quien se pique… lo siento. Yo ya tengo bastante con mis propias contradicciones. Y hasta aquí las expongo.

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