EL Gobierno escogió un mal día para que su presidente compareciera en el Congreso a fin de debatir sobre la situación económica: horas antes de la intervención de Zapatero se conocía el dato del paro (por vez primera desde 1993 ha subido en junio) y la previsión oficial de que España será el país con una más elevada tasa de desempleo en 2009. La verdad es que hubiera dado igual si elige otro día, dada la continua sucesión de malas noticias económicas que arrastramos desde hace semanas. Es lógico: hay una crisis de envergadura. Derivada, como explicó Zapatero, de la crisis financiera internacional y el encarecimiento brutal de las materias primas, pero agravada en este país por el agotamiento del modelo económico en que se ha basado el crecimiento, espectacular en esta zona del mundo, de la economía española. La obstinación del Gobierno en negar que esta coyuntura sea de verdad una crisis -ayer mismo el presidente sólo reconoció "una situación difícil y complicada", pero superables con nuestras condiciones de partida- le ha conducido a la soledad parlamentaria. Los grupos que intervinieron ayer en la Cámara coincidieron en criticar la pasividad del Gobierno ante la crisis y la superficialidad de las medidas adoptadas para afrontarla. Tampoco el Gobierno ofreció ninguna novedad, limitándose a repetir las recetas adoptadas o en vías de adoptarse y reafirmando la idea de que el plan económico y los presupuestos, aun siendo austeros, no van a hacer que el Ejecutivo incumpla sus compromisos sociales, promesa que en la práctica se antoja muy difícil de cumplir. Ciertamente, el Gobierno tiene en sus manos pocos resortes para hacer frente a una crisis tan estrechamente vinculada a factores exógenos y a coyunturas internacionales, pero está claro que en los meses anteriores, sobre todo por motivos electoralistas, se ha descuidado una política de prevención necesaria y se ha perdido un tiempo precioso. No vale esperar el cambio de coyuntura. Hay que ponerse a trabajar para que cuando empiece a cambiar nos coja con los deberes hechos, mejor preparados para un nuevo ciclo.

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