Somewhere Over The Rainbow

No debe ser justa una vida que por futuro sólo ofrece vacuna, mascarilla y distancia, que se llena todos los días de nada

El tiempo de mirar atrás. Ver como la vida, conforme se llena, se escapa. Somewhere Over The Rainbow (En algún lugar bajo el arco iris). Dando vueltas a la canción transcurre una tarde más. Viendo cómo mis hijos y lo suyos no se separan de su cuarto, de sus libros, de su quietud, de su imaginación, de su natural falta de compostura después de tanto tiempo encerrados, de su infantil y enésima distracción. Algunas veces nos sacan de quicio. Sobretodo, cuando no comprendemos que, a fin de cuentas, es sólo parte, la mayor parte de la vida que por desgracia le tocó vivir.

Así toda la tarde. Intentando discernir lo injusto de sus tardes y las nuestras. Intentando adivinar si la vida les otorgará en algún momento el derecho de recuperar su libertad. Sobre todo la de a solas equivocarse sin tener un padre como Hermano Mayor en permanente vigilancia y cuidado para que nada ni nadie le roce. Usted y yo jugamos con botas en charcos y barro, nos resfriamos, nos perdimos en las calles. Usted y yo jugamos a la lima, nos mangaron las canicas, coleccionamos estampas, nos inmunizamos con la porquería del suelo. Ellos en cambio, aún no tengo claro lo que harán…

No debe ser justa una vida que por futuro sólo ofrece vacuna, mascarilla y distancia, una vida que solo va y viene en la imperfecta burbuja que les proporcionamos, una vida que se llena todos los días de nada. "Muy por encima de la parte superior de la chimenea, allí es donde me encontrarás. Algún día, pediré un deseo a una estrella. Despertarme en donde las nubes estén muy detrás de mí. Donde los problemas se derriten como los caramelos de limón; bien encima de las chimeneas, ahí es donde me encontrarás".

Ninguno supimos explicarles cómo acaba su cuento. Y si pueden reclamarnos un final feliz. Hasta ahora, nunca devolvieron su suerte con un mal gesto, una mala contestación. Imagino lo llevarán en sus adentros. Una sonrisa, y otra tarde, una más, a imaginar. Sólo eso. Nada más. A veces pienso que el truco debe estar en hacernos un poco niños y formar parte de su cuadrilla de juegos y emociones. Quizás, si esto sigue así, no nos quede otra.

La tarde termina triste y monótona. Como la letra de la canción. "En algún lugar por encima del arcoíris, en lo alto, los sueños sobre los que soñaste, los sueños se hacen realidad. En algún lugar más allá del arcoíris. Muy arriba. Y el sueño que te atreves a soñar, ¿por qué yo no podría soñar también?

Los sueños sólo tienen un propietario: nuestros hijos. Decía Paulo Coelho que la posibilidad de hacer un sueño realidad, es lo que hace interesante a la vida. Y acaso donde ellos sueñan, donde nosotros por edad nos mostramos incapaces ya de imaginar, acaso viva allí su esperanza. Muy encima. Donde el arcoíris…

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