Bloguero de arrabal

Pablo Alcázar

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'Spoiler' de 'La misa de amor'

El 'spoiler' está muy mal visto, hay gente que se cabrea si dices que 'Joker' es una 'precuela' del 'Tsunami Democràtic'

Hasta que no hice la comunión en 1952 no había cometido ningún pecado. Me los inventé para que el confesor no se frustrara. También suelo inventarme traumas cuando me llevan al psicólogo. Me confesé de mirarles las piernas a mis primas cuando movía el brasero, de desobedecer a mis padres y de pegarme con un hermano. Mi primer pecado de verdad fue el de hacerles a mis amigos un spoiler de la película que íbamos a ver. Picado, porque bajando de Cenes en bici algunos me adelantaban, les grité: "¡So mierdas, la película que vamos a ver en el Regio es de amores y muere ella!". No creo que se tratara de Madame Bovary o de Anna Karenina, films calificados por la censura de gravemente peligrosos, aunque quizá habíamos encontrado la forma de colarnos en las películas para mayores. ¡Vaya usted a saber! Admito la falta, pero la juzgo leve, porque entonces lo de menos era el argumento, ir al cine era un asombro, un rito, una religión. Un arcano. Ahora la gente está muy sensible y se cabrea si le dices que el Joker es una precuela del Tsunami Democràtic catalán. Imagino que aquellos spoilers juveniles habrán prescrito. El caso es que nuestra cultura está hecha de spoilers. Cuánto cura nos ha contado la Biblia, o cuánto profesor nos ha destripado la Odisea, sin haberlas leído enteras. Confieso haber explicado Los trabajos de Persiles y Sigismunda de Cervantes sin haberla leído. Cuando la leí en el hospital, me resultó muy interesante porque es una novela sabia, escrita por un Cervantes mayor, y porque la historia de una pareja de novios que viajan miles de kilómetros juntos, sin tocarse, parece ser, también, la precuela de la serie Luz de luna. Quizá, si ahora me atreviese, huyendo de otros temas infectos, a hacer un spoiler de La misa de amor, cometería algún pecado de género. Porque en este romance viejo un enamorado no se cansa de echarle piropos a su amada. Tan guapa, bien compuesta y acicalada que, al verla entrar en la iglesia, las damas mueren de envidia y los galanes de amor. El que cantaba en el coro, en el credo se perdió; y hasta el abad que dice misa ha trocado la lección y los monaguillos que le ayudan no aciertan a responde a los latines del oficiante: por decir, "amen", "amen", dicen, "amor", "amor". Sorry; si por esto he de ir a la cárcel, por favor que sea cárcel de amor.

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