Bloguero de arrabal

Pablo Alcázar

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Stop a los sanfermines mixtos

Telémaco, el hijo de Ulises y Penélope, calla en público a su madre y le ordena que se meta en la casa. ¡Hace 3000 años!

La antropóloga Mary Beard expone en su libro Mujeres y Poder (2017) cómo las mujeres han sido excluidas del poder desde la Antigüedad. En La Odisea, Telémaco, el hijo adolescente de Penélope y Ulises, calla a su madre de malas maneras cuando esta le pide a un aedo que deje de relatar las vicisitudes por las que pasan los héroes griegos en su viaje de regreso al hogar: "Madre mía -le ordena-, vete adentro de la casa y ocúpate de tus labores propias, del telar y de la rueca... El relato estará al cuidado de los hombres, y sobre todo al mío. Mío es, pues, el gobierno de la casa". Y ella se retira a sus habitaciones del piso superior. ¡Qué empeño el del hombre en sumergir a la mujer en el silencio! Es la obsesión de algunos, también ahora. Lo disfrazan de protección. A finales de los 70, alumnos y alumnas de los institutos Padre Suárez -masculino- y Ángel Ganivet -femenino-, de Granada, se movilizaron para que ambos centros fueran mixtos. La Inspección, contraria a la transformación, argumentó que con el cambio las alumnas tendrían que atravesar La Gran Vía a la hora del recreo para solazarse en El Triunfo, exponiéndose a ser atropelladas. Después de años de enseñanza mixta han surgido voces, en toda Europa, y no todas conservadoras, que piden el fin de la coeducación por considerarla perjudicial para las alumnas. Si aceptamos este planteamiento, habría que celebrar los sanfermines por separado, para salir indemnes. Estas fiestas eran tradicionalmente masculinas. Las chicas las han asaltado, embutiéndose en el traje varonil. Quieren ser tratadas como los chicos y, actuar, en parte, como hombres. Ser seres deseados y deseantes, según el modelo macho imperante. Están convencidas de que ellas controlan y de que el "no es no" las protegerá como un escapulario. Por desgracia, todavía hay manadas de lobos antiguos que salen de caza, ignorando que el macho de la especie, por motivos diversos, suele respetar y proteger a las mujeres. Stop, pues, a los sanfermines mixtos hasta que las manadas sean liquidadas y surjan unos usos festivos que, lejos del modelo macho, integren en la fiesta común los intereses y deseos de los dos sexos. Diálogo entre las partes; que las mujeres digan exactamente, hoy, en 2019, cómo quieren que sean los sanfermines, y tantas otras cosas, sin que ningún Telémaco las mande callar e intente imponer su relato como único.

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