Quousque tamdem

Luis Chacón

luisgchaconmartin@gmail.com

Una TVE independiente

Estoy seguro de que el botín de la televisión pública no va a dejar que se lo arrebate nadie

Lo único que no podemos negarle a Pedro Sánchez es su capacidad para prometer la luna. Y hacerlo con esa sonrisa de geyperman que tan buen resultado le está dando. El gobierno ha adoptado -o más bien, ha prometido- una serie de medidas que suenan a gloria al ciudadano medio. Pero que resultan muy complejas de implementar si no incrementa los ingresos o elimina otras partidas de gasto. Mejorar las pensiones, eliminar peajes o acabar con el copago sanitario son bazas ganadoras. Pero aumentar el gasto público en 2.500 millones anuales cuando la deuda sigue rozando el PIB no parece posible, si sabes sumar y restar y pretendes cuadrar las cuentas del estado. Subir los impuestos a los ricos es algo más que plausible. Hasta que Hacienda define que es ser rico y resulta que lo somos casi todos. Cobrar impuestos a la banca y a las grandes corporaciones es muy progresista hasta que caes en la cuenta de que ese coste fiscal lo incluirán en los precios de sus productos y será al ciudadano a quien vuelvan a agujerearle los bolsillos.

El olfato y la memoria nos dicen que nos subirán los impuestos pero que no recibiremos mejores servicios. O, en caso hipotético de obtener alguna mejora, ésta será, en las actuales condiciones financieras del estado, inferior al coste generado a los contribuyentes. La Administración Pública nunca ha sido tan buen administrador como experimentado recaudador.

Y en medio de esta vorágine de anuncios mediáticos y política de gestos, el señor Sánchez se ha propuesto dar un carácter más plural a TVE. O eso dice. O promete. Y lo hace saltándose la ley y destituyendo a su Consejo de Administración. Nadie puede negar el uso partidista que le ha dado el PP a la televisión pública. Pero no es muy distinto del que da el gobierno del PSOE a Canal Sur, por no poner más ejemplos similares. Piensen en TG7 o en cualquier emisora municipal. Aunque el premio al delirio panfletario sea para TV3 sin discusión alguna. En España no conocemos la televisión pública, sufrimos medios gubernamentales que además, nos obligan a pagar aunque no los veamos. Ni ganas. Hablan de la BBC pero no imitan la rígida coraza legal que garantiza su independencia del poder político. Lo curioso es que muchas de las medidas anunciadas se convertirán en humo al carecer el gobierno de mayoría parlamentaria. Pero estoy seguro de que el botín de la televisión pública no va a dejar que se lo arrebate nadie.

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