Clayborne Carson, historiador, activista por los derechos humanos y director del Instituto Martin Luther King de la Universidad de Stanford, le ha dado un sonoro tapaboca esta semana al presidente Torra. El president invocó el 4 de septiembre en las vísperas de la Diada una marcha por los derechos civiles, sociales y nacionales de los catalanes, inspirada en las promovidas hace medio siglo en Estados Unidos por el asesinado dirigente negro. Esa osadía de comparar su causa con la del mártir de la lucha contra el racismo ha enojado al profesor, que le ha leído la cartilla a Torra a base de bien en unas declaraciones a El Confidencial.

Carson considera la comparación injusta, hipócrita y egoísta. Luther King trataba de liberar a los afroamericanos de un sistema opresor y él no ve que formar parte de España sea una opresión: "Nadie impide a los secesionistas ejercer sus derechos fundamentales". El historiador norteamericano también subraya el egoísmo y la motivación económica del procés. "Se trata de una región rica que si se separase de España generaría perjuicios a otros grupos sociales. Luther King trataba de construir un mundo que nos uniese a todos, no uno que levantase muros". Y también ve mucho oportunismo en la Generalitat. "Que un Gobierno, que en otras circunstancias no dudaría en emplear la violencia para reprimir una manifestación, se erija porque le conviene, en símbolo de la no violencia para justificar sus acciones sólo puede ser calificado de hipócrita".

El oportunismo no es nuevo; los dirigentes separatistas lo han convertido en un arte. El director general de Tráfico, Pere Navarro, en una entrevista este verano decía que el procés se acabará estudiando en escuelas de marketing. Es una obra maestra de la propaganda. Eso sí, han copiado mucho; este proyecto no pasaría un test de plagio. Le piratearon el lazo amarillo a las asociaciones de lucha contra la enfermedad de la Espina Bífida y se atribuyeron la representación de todo el pueblo de Cataluña, cuando como ha reconocido recientemente el dirigente de Esquerra Joan Tardá sólo representan a la mitad de la población. Y puestos a imitar, han calcado la unidad de medida andaluza para grandes eventos: el millón. Un millón de personas en la Feria de Abril, un millón en el Rocío... y un millón en la Diada. Todo, mal contado.

Sorprendido por la repercusión que sus palabras han causado en España, Carson ha matizado sus afirmaciones, sin desmentirlas. [No podía; los audios dados a conocer por el diario digital demuestran la literalidad de lo publicado]. Al profesor el escándalo le causa incomodidad. A Torra, por el contrario, que vive instalado en la provocación y en la simulación, nada de esto le dará vergüenza. Estará feliz y preparando el Girona-Barça de Miami. Que siempre hay quien se lo pone fácil.

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