Acta non verba

Curro Ledesma

rfledesma@economistas.org

Temeridad económica

Una actitud irresponsable que elevará exponencialmente la deuda española y nos llevará en barrena al rescate del país

El proyecto de los Presupuestos Generales del Estado llega en un momento fundamentalmente crítico para la economía española. El desequilibrio de las cuentas del Estado imposibilita rebajar impuestos mientas se dispara el gasto público con una subida inédita del mismo. ¿Pero quién pagará la fiesta? El castigo lo soportarán la actividad empresarial y el consumo. Los presupuestos deberían pasar por proteger el tejido productivo como prioridad y no por impuestazos a empresas, trabajadores y ahorradores. Pretenden que nos creamos que la recaudación de IRPF en 2021 superará a la de 2019 mientras que desde el XXIII Congreso de la Empresa Familiar, ya retrasan a 2023 o 2024 la recuperación de los niveles de actividad y empleo para los sectores del turismo, textil y automoción.

El binomio Sánchez-Iglesias ha actuado con nocturnidad y alevosía. Una actitud irresponsable y temeraria que elevará exponencialmente la deuda española y nos llevará en barrena al rescate del país. Estos dos personajes de los teleñecos están dando por hecho la llegada de unos fondos que no se sabe si llegarán finalmente o no. Pero en política presupuestaria no todo vale. No está permitido cualquier gasto y máxime cuando Europa nos mira con lupa para ver si somos capaces de presentar una batería de proyectos de inversión solvente que nos haga acreedora de esos fondos.

Es obvio que a Iglesias no le interesa la gestión, únicamente la ideología y el mensaje electoralista. La moneda de cambio por el apoyo de sus 35 diputados al presupuesto ha sido un claro ejemplo propagandístico: la regulación intervencionista del mercado de alquileres. Lo único que acarreará será un creciente mercado negro que terminará suscitando un desbarajuste en el sector. Mientras tanto Sánchez se esconde tras las autonomías y sin defender la inasumible prórroga de un estado de alarma sin control parlamentario ni judicial.

Seguro que estas navidades ambos se escapan al Palacio de las Marismillas y jugarán con Mr. Monopoly y sus colegas de la infancia y de la adolescencia a intervenir el mercado ficticio y hacer un monopolio de oferta, poseyendo todas las propiedades inmuebles que aparecen en el juego como si de España se tratase. Ficción o realidad, ¡Vaya usted a saber!

España no se puede permitir estos presupuestos irreales. No podemos estar instalados en un gasto que no podemos pagar. Sólo existe una receta, contención del gasto y reformas estructurales mejor que esperar a que vengan a ajustárnoslo desde Europa. Hechos, no palabras.

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