La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

Teresa, víctima de sí misma

Ha sido honrada, pero desleal y nada inocente: ha hecho una apropiación política indebida de las claves y dinero de Adelante

Teresa Rodríguez ha afrontado con un victimismo de manual la decisión de la Mesa del Parlamento andaluz de expulsarla, junto a otros siete diputados afines, del grupo parlamentario de Adelante Andalucía que ella había creado y con el que concurrió como candidata a la Junta en diciembre de 2018. La estrella fulgurante de la política andaluza se dirige a su ocaso.

Dice Teresa que los partidos que han acordado desterrarla al infierno de los "no adscritos" a ningún grupo parlamentario la odian por su honradez en materia de sueldos y dietas y la echan por no plegarse al bipartidismo, y que su antiguo partido (Podemos) e IU, que han propuesto su expulsión, sólo buscan quitársela de enmedio para gobernar con el PSOE más corrupto de España. Hay algo de paranoia en este alegato. Como dijo no sé quién, a nadie le gusta ser víctima, pero casi todo el mundo quiere sentirse víctima.

Cierto que la iniciativa para su expulsión ha sido acometida con alevosía y sin respeto a las formas por IU y que una medida de esta gravedad debió ser más meditada y fundamentada, como solicitaron sin éxito la presidenta del Parlamento, Marta Bosquet, y el letrado mayor. Pero sobre el fondo del tema no hay debate: Teresa Rodríguez era líder de Podemos cuando se presentó a las elecciones integrada en Adelante Andalucía y como tal logró su acta de diputada. Este año se salió voluntariamente de Podemos, luego debe abandonar el escaño, por más que pretenda que Adelante es ahora un ente político distinto y autónomo de quienes lo crearon (IU y Podemos).

Por otra parte, Rodríguez es honrada, sin duda, pero tampoco ha actuado con lealtad ni inocencia tras su marcha de Unidas Podemos. Las dos partes simularon negociar un acuerdo que sabían imposible, pero, mientras tanto, la profesora gaditana hurtó a los de IU las claves de las cuentas de Adelante en las redes sociales y, al final, también cambió la cuenta corriente a la que el Parlamento remite las asignaciones económicas al grupo parlamentario, excluyendo de su control a IU. Es más de millón y medio de euros al año.

Teresa Rodríguez ha cometido una apropiación política indebida, y ahora se ve condenada a vagar sin derecho a representación en los órganos del Parlamento, sin despacho, con dos preguntas orales por cada periodo de sesiones, sin grupo propio y sin dinero. Directa al ocaso.

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