Bloguero de arrabal

Pablo Alcázar

coleraquiles@gmail.com

Tests rápidos

No hay que confiar demasiado en los tests rápidos, la mayor parte de ellos se ven afectados por una obsolescencia invalidante

Supongo que los negros se llevan el mismo susto, al ver de sopetón a un blanco, que los blancos al ver a un negro. El color de la piel es un test rápido y barato de excelencia. Ha tenido que pasar mucho tiempo, y que los negritos del DOMUND se convirtieran en un Luther King, un Obama o en una Kamala, vicepresidenta electa de los EEUU, para que el test racial se haya quedado obsoleto; y que los chinitos de las huchas petitorias se hayan convertido en la primera potencia económica mundial para que el Occidente apóstol y colonizador haya comenzado a considerarlos, más que como chinitos, como auténticos e incómodos guijarros que se nos han colado en el zapato. El test misionero, tan cómodo, tan reconfortante, ya no vale. Recuerdo a un compañero, profesor de ciencias, exponiendo los resultados de un test de género, en el que las mujeres, nuestras compañeras de profesión, siempre aparecían después de los hombres de letras o de ciencias, fuesen blancos, negros, amarillos, cobrizos o aceitunados. Test hoy inservible: en el PTS de Granada, uno de los equipos quirúrgicos -excepcional, sin duda-, está formado por siete cirujanas y un enfermero. A mí me suspendieron el ingreso porque no superé un test sencillísimo y muy rápido, el de la ortografía. Con tres faltas, no aprobabas. Cuando escriba mis memorias, que ya voy teniendo edad y experiencias suficientes para escribirlas, pienso decir, en plan volteriano, que me suspendieron por no saberme el Credo. La cara también se consideró hasta hace poco un test de las personas, espejo de sus almas. En ella se reflejaba indubitablemente su bondad o su maldad. Pero ahora, con las mascarillas, el test se complica porque solo disponemos de los ojos, de la mirada. A las puertas de un edificio de la Junta, un guardia enmascarado le exige a un tipo desenmascarado que se ponga la mascarilla, si quiere entrar a las dependencias o si no quiere verse denunciado por no llevarla. El sujeto muy enfadado le dice al guardia que no lo mire tan mal como lo está mirando. "Tío, no te pases -le grita- que yo también sé malmirar". El Ibex 35 se ha disparado con la noticia de una vacuna inminente, le tengo que preguntar a Alexa -mi altavoz inteligente- por las acciones de las clínicas que rectifican nariz, pómulos y labios, seguro que han bajado, mientras que las de las ópticas, al cielo con ellas.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios