Una vez que se ha entrado en una situación de control en la intensidad de la pandemia con cifras bajas de nuevas infecciones y datos de mortalidad con baja incidencia, se corre el riesgo de que se produzca un relajamiento en el cumplimiento de medidas de prevención de los contagios.

Al haber finalizado la vigencia del estado de alarma, la movilidad de las personas es totalmente libre y la vuelta a la llamada "nueva normalidad" en muchas de las actividades cotidianas, es algo general.

Y ahí estamos. Con la aparición de brotes de nuevos casos de infección por la Covid-19 que, hasta ahora, parecen controlados por un diagnóstico temprano, un rastreo de contactos y una decisión de aislamiento, para evitar la transmisión comunitaria ya que si esta se produce, la aplicación de nuevo de restricciones a la movilidad y la actividad social y económica, se tendría que imponer.

Es tiempo de brotes. Brotes que ocurren por la existencia de circunstancias y condiciones de trabajo que favorecen que no se cumplan los requisitos de distancia de seguridad entre las personas. Brotes que ocurren en grupos de familiares o amigos que no cumplen con el mantenimiento de la distancia o el uso de mascarillas. Brotes que ocurren por algún viajero procedente de otros países que ha podido contagiar a su llegada.

Situaciones que, siendo previsibles porque es imposible asegurar el riesgo cero en los contagios, conviene que dispongan de acciones preventivas más intensas con unos servicios aduaneros y sanitarios adecuadamente dotados en personal y medios.

Una parte de la responsabilidad recae en cada uno de nosotros cumpliendo de manera estricta las medidas preventivas y en especial la distancia, el uso de mascarillas y la higiene de manos. Otra parte de la responsabilidad recae en los poderes públicos locales, autonómicos y estatales que han de vigilar el cumplimiento de las medidas preventivas y establecer inspecciones preventivas en ámbitos labórales, zonas y locales de ocio y otros espacios.

Y otra parte de la responsabilidad recae en el Estado español y los Estados que componen la Unión Europea, que en estos días deben terminar de definir los mecanismos de control en las fronteras para asegurar que la movilidad de los viajeros tenga los mayores controles preventivos, sin impedir la reactivación del turismo como motor económico.

Todo esfuerzo es poco para evitar que los brotes se traduzcan en transmisión comunitaria y tengamos que volver a nuevos confinamientos. Algo que no se puede descartar. El virus sigue aquí.

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