Tina Turner y la lluvia

Podríamos ir a Madrid, propuso Marisa, creo que han estrenado un montón de musicales

Aquella tarde en que llovió, Marisa y Fernando decidieron matar el tiempo pidiendose cosas imposibles. Inició el juego ella, y puesto que su compañero se ganaba la vida como periodista especializado en política, le provocó solicitándole que escribiera un artículo a modo de crónica semanal de la actualidad nacional, sin mencionar a Isabel Diaz Ayuso.

¡Imposible!, me doy por vencido, contestó iracundo Fernando. Yo pensaba pedirte un equipo titular de la selección española de fútbol que fuera capaz de contentar a todos, pero indudablemente tu petición es mucho más complicada, añadió claudicando.

Marisa decidió echarle un capote. Seguro que es posible hacerlo, le animó y continuó: España es mucho más que Madrid y sus cenáculos. No todos vivimos en torno a un río escaso de agua, ni pasamos horas esperando a que el atasco amaine; somos más los que tenemos el mar cerca y la montaña repleta de árboles en vez de con urbanizaciones. No en todos los lugares los egos son más grandes que las realidades y los competidores se hacen pasar por compañeros. Hay muchos que vivimos rodeados de amigos y no sólo de conocidos. Madrid no es así, la interrumpió Fernando. Es una ciudad pujante, abierta, donde hay de todo y donde todo el mundo es bien recibido. Y lo que más me gusta de ella es que nunca es aburrida y siempre ofrece algo nuevo a quienes la visitan o habitan.

Cierto, intervino Marisa. Pero últimamente parece haber surgido entre muchos de sus habitantes un tono a lo "Partido Nacionalista Madrileño ", probablemente como reacción ante los excesos de otros nacionalismos trasnochados, pero que más que por jesuitas o franciscanos parece influenciado por la ultraderecha más rancia.

Y así siguieron pasando la tarde. Marisa era votante de izquierdas y Fernando era un escéptico que se identificaba más con el centro derecha… alemán. Ambos se preguntaron por qué no era posible pactar entre los partidos españoles. Tras varios cafés, se dieron cuenta de que en breve tendrían un puente y se preguntaron por qué hacer en él. Podríamos ir a Madrid, propuso entusiasmada Marisa, creo que han estrenado un montón de nuevos musicales. Hecho, contestó alborozado Fernando, pero yo quiero ir al de Tina Turner. Leí en una entrevista que a la Ayuso le había encantado y para El Rey León seguro que no hay entradas. A su vuelta, me dijeron que se lo habían pasado muy bien. Y, además, les hizo buen tiempo.

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