Y corre. Mientras los implicados en la maraña de espionaje y corrupción que sacude al PP se rasgan las vestiduras, impostan indignación y dudan de si tirar de la manta en una situación de equilibrio precario en la que todos tienen algo que ocultar y mucho que perder, los que realmente tiran de la manta para huir de la policía cada vez alguien grita ¡agua! ni siquiera tienen abogados que les indiquen que actitud deben adoptar ante las acusaciones.

Mientras unos mantienen su condición de imputados en delitos de guante blanco por transacciones que terminan con cinco o más ceros, los otros esperan a que se decrete su expulsión entre rejas. Y por unas ganancias que rara vez superan los 15 euros diarios. Es un trágico dato: decenas de manteros presos por un delito contra la propiedad intelectual. Con condenas que pueden llegar a los dos años de cárcel y multas de hasta 3.000 euros. Todos hemos de sentirnos orgullosos por este duro golpe contra la piratería. En primer lugar, el legislador que reformó el Código Penal en 2003 para convertir en delito penal la vulneración de la propiedad intelectual. Tanto como él, la SGAE y demás sociedades de gestión de derechos de autor, que presionaron todo lo que estuvo sus manos para que así fuera. Y con ellos algunos artistas significados en su apoyo a estas políticas (por no dar nombres, digamos que suelen tener vocación de tertulianos o veleidades como presentadores/as de televisión).

Por encima de todos ellos, deben sentirse particularmente satisfechos esos intrépidos y diligentes policías capaces de dar caza, detener y poner a disposición judicial a esos pobres indocumentados que tratan de escapar por los callejones del centro con su manta atada con cuatro guitas llena de cd's pirateados, en lugar de hacerlo con las mafias que los explotan. Y todo ello resulta más dramático aún cuando las propias sociedades de gestión de derechos de autor admiten que la piratería física se ha convertido en algo residual. Que la mayor parte de las vulneraciones se realizan a través de las descargas en la red, un hecho que no está tipificado como delito. Las ventas de discos entre 2000 y 2008 han caído un 75 %. Pero la industria discográfica puede estar más tranquila sabiendo que los manteros duermen entre rejas. Que tengan dulces sueños.

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