Crónicas levantiscas

Juan Manuel Marqués Perales

Torra se fue, Ada templó y llegó IDA

Andalucía también tuvo una portavoz para el Covid, la cordobesa Salcedo, pero su voz se apagó allá por el verano

Poco antes de que Quim Torra se marchase, los políticos catalanes dieron un paso atrás para ceder la primera línea de la gestión del Covid a los técnicos. Jacobo Mendioroz es su portavoz, un Fernando Simón catalán. En Andalucía, el Gobierno de Juanma Moreno escogió también a una portavoz, la cordobesa Inmaculada Salcedo, pero su voz se extinguió allá por el verano y ahora informan el consejero de Salud o el de Presidencia. Cataluña vivió un momento delicado de la pandemia a finales de agosto y logró controlar la curva, pero ahora ha vuelto a dispararse, por lo que el Gobierno del interino Pere Aragonés ha acogido la propuesta del Procicat: cierre de todos los bares y restaurantes de la comunidad; suspensión de las clases presenciales en las universidades, y límites de aforo en los comercios. Hasta Ada Colau admite con resignación estas restricciones tan duras. No son los únicos. París ha decretado el toque de queda en varias ciudades, Asturias ha pasado a la fase 2, Países Bajos cierra bares y Salamanca está perimetrada. Son ejercicios de responsabilidad.

En Madrid, sin embargo, se han catalanizado, están en su procés. La presidenta de su comunidad, Isabel Díaz Ayuso (IDA), tan desconcertante como Quim Torra, se ha agarrado al escudo ofensivo del victimismo, implora libertad y repite tantas veces la palabra España como el inhabilitado lo hacía con Cataluña. Envuelta en una de esas bandera roja y estrellada, va de Manuela Malasaña, asesorada por el aznarista Miguel Ángel Rodríguez. Crispación asegurada.

José Ignacio Echániz, diputado del PP, le espetó el miércoles al ministro Illa que odia a Madrid y a España, y que volverá a Cataluña como heraldo de la madrileñofobia. El victimismo es muy rentable, tanto que los independentistas llevan seis años viviendo de los réditos de la emoción prendida entre muchos catalanes. No es el PP el único que recurre a ello, durante años, el PSOE andaluz vivió de la confrontación con los gobiernos españoles, también nos robaba Madrid, lo grave de ahora es el momento. No se trata de culpar a otros, que de eso hemos ido sobrados, sino de centrarse en evitar una nueva tragedia sanitaria.

Como advirtió Illa, su problema no es Madrid, sino los datos de Madrid. Asturias, Francia, Cataluña y las dos Castillas han dejado sin argumentos a IDA, pero es lo mismo, porque ya sabemos por la piel de Torra, cuáles serán los siguientes pasos de Díaz Ayuso, los de la confrontación con el Gobierno de Sánchez, tanto que ensombrecerá cualquier estrategia futura de Génova y terminará por convertirse en un problema para Pablo Casado.

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