El próximo 21 de septiembre se cumple el primer aniversario del Metropolitano de Granada. A quienes apostamos desde el principio por este medio de transporte nos hace felices el éxito de su funcionamiento y sobre todo el alto nivel de uso que le estamos dando quienes vivimos en esta ciudad-región. No quiero dejar de recordar aquí las infamias del actual candidato del PP a la alcaldía, Sebastián Pérez, que hace un año llegó a decir que el tranvía era un paripé porque no es rentable, cuando todo el mundo sabe que el transporte público siempre estará subvencionado, de lo contrario perdería su esencia y su apellido. Quizás el verdadero problema de Sebastián es la herencia de su padre, alto cargo del franquismo provincial, que ayudó a eliminar en los años 60 la potente red de tranvías que recorría casi toda el área metropolitana. Sin duda la decisión más torpe que haya tomado nunca un político granadino.

En cualquier caso, ha quedado claro que cuando el transporte público es rápido, cómodo y asequible, la ciudadanía lo utiliza. Por lo tanto frente a los altos costes que supone la construcción de grandes infraestructuras viarias que se colapsan rápidamente, es necesario apostar por ampliar esta línea 1 del Metropolitano, asociándola con sistemas de transporte masivo de autobús y lanzaderas para hacer más eficaces las inversiones.

Sin embargo no quiero dejar de recordar un conflicto que lleva coleando incluso desde antes de la inauguración del Metropolitano. Se trata de las malas condiciones laborales de quienes hacen que funcione todos los días. A pesar de que gestionan una infraestructura básica para nuestra ciudad y de que está en sus manos la seguridad de miles de personas, sus condiciones laborales no están regidas por un convenio colectivo que se adapte a las necesidades del servicio y también a las del personal que lo presta. Y, por si esto fuera poco, los sueldos son menores que en los metros de Málaga y Sevilla. Hasta este extremo llegan las desigualdades que la política autonómica genera al priorizar estas dos capitales.

Los gobiernos del PSOE andaluz, al igual que los del PP estatal, han apostado por la gestión privada de los servicios públicos, y las restricciones presupuestarias de la última década han facilitado que las empresas concesionarias disminuyeran la calidad del servicio y los sueldos que pagan para que el coste de la crisis lo paguemos el 99% y no afecte a la cuenta de resultados del 1% privilegiado. Afortunadamente quienes trabajan en el Metropolitano se están rebelando contra esta injusticia. Espero que la Junta y la concesionaria cedan pronto a sus demandas.