No son pocos los lugares en cualquier localidad en los que el ciudadano se topa con obstáculos en la vía pública. Los más habituales son las baldosas mal puestas en las aceras o ese escalón de alguna casa o negocio que las invade. También están algunos alcorques de los árboles, que están desbordados por las raíces o, como es el caso de la imagen, un candado cerrado sobre una argolla en uno de los pocos lugares empedrados que ya quedan en la capital. Todos los casos se pueden considerar trampas urbanas y conllevan un importante riesgo para el transeúnte.

Trampas urbanas
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