Las empinadas cuestas

amparo / rubiales

Transparencia e igualdad

LA pasada semana ocurrieron dos acontecimientos de diversa naturaleza, pero de gran importancia para conseguir recuperar el prestigio de la política, evitar que la antipolítica gane adeptos y que los populismos avancen.

La política es consustancial a la vida en sociedad; con ella se regulan desde los impuestos que pagamos hasta los servicios que se prestan, los derechos individuales y colectivos que tendremos y tantas otras cosas. En la última década, el interés por los asuntos políticos se ha incrementado considerablemente y, al mismo tiempo, ha aumentado la desafección hacia la política. La ciudadanía no la considera, ni a sus actores principales, como instrumento válido para resolver sus problemas. Los tiempos de crisis económica lo son también de descontento político y más si la crisis es intensa y duradera.

Recuperar el prestigio de la política, como motor del cambio social, es más necesario que nunca para combatir desde las instituciones la corrupción y acabar con esa extendida idea de que no se está en la política para defender los intereses colectivos. El anteproyecto de ley de transparencia pública de Andalucía persigue este objetivo, buscando en su tramitación ese necesario consenso político y social. La Administración pública, instrumento de ejecución de las decisiones políticas, debe de ser antes que nada transparente; si se consigue, se logrará, además de la eficacia y la eficiencia, la confianza social.

También la igualdad tiene que ser elemento esencial en estos momentos en los que las políticas del Gobierno la están haciendo retroceder años. Las desigualdades aumentan por la crisis, y la de género, la primera de todas, de ahí la importante propuesta de llevar a la Constitución el blindaje de la igualdad de sexos, esencial para la democracia, protegiéndola de las coyunturas partidarias.

Transparencia e Igualdad son valores que tienen que ver entre sí, porque son complementos necesarios para la sociedad que queremos, más transparente y menos machista, en la que no se produzcan más 8 asesinatos de mujeres en 7 días, ante el silencio absoluto del Gobierno y una cierta indiferencia social. Ha sido noticia de un día, que no ha provocado ninguna manifestación masiva. Será porque, como, sabiamente, escribe Concha Caballero, la indignación esta teledirigida. La información también, añado.

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