La colmena

Magdalena Trillo

mtrillo@grupojoly.com

Trenes a 1 euro

La (buena) competencia es el punto de equilibrio perfecto para contrarrestar los males del tamaño

Algún día me estafarán. Hace unos años me vi en la Comisaría de Policía poniendo una denuncia por robo de identidad: alguien en Madrid fue a una tienda de móviles, dio mi nombre y mi DNI (¿hay algo que se le escape a Google?) y decidió convertirme en samaritana. No lo descubrí hasta un año después cuando fui a hacer una gestión con Movistar y me reclamaron un montón de facturas impagadas.

Hace sólo unas semanas, estuve a punto de descargarme una aplicación para ganar dinero fácil con el sistema de blockchain. Todo muy moderno y sofisticado. Lo había recomendado Alberto Chicote en El Hormiguero. Mi marido me paró en seco: nadie da duros a cuatro pesetas. ¡Es verdad! ¿Por qué recordamos estupideces de la infancia y olvidamos lo más útil? Me puse a indagar y, obviamente, era un bulo: el chef televisivo era una víctima más de la llamada bitcoin storm, una red de embaucadores digitales que había salpicado hasta a Messi. Es verdad. Los chollos no existen.

Estando en el colegio, un día llegué a casa con un palo envuelto en papel albal a modo de varita mágica. Me pasé días enteros entonando una retahíla de disparates como si fuera el hada madrina de cenicienta. Los príncipes no me interesaban; me conformaba con gominolas, zapatillas de marca y cajas de bombones y piononos. Nunca funcionó.

Todas las campañas de rebajas me doy una vuelta por el centro buscando una ganga; no hay año que no acabe comprando "artículos de continuidad" (justo lo que te gusta nunca está en oferta) o de nueva temporada. La semana pasada lo volví a comprobar. ¡Una ruina!

Escribo todo esto porque mañana jueves ¡lo volveré a intentar! Los trenes low-cost desembarcan en España. La compañía francesa Ouigo (me suena tan raro como en su día fue "el Carrefour") empieza a operar en marzo desde Madrid a Barcelona (aún no hay fecha para los trayectos a Andalucía) y ofrecen 10.000 viajes ¡por 1 euro! a los primeros que nos inscribamos en su web. Quieren nuestros datos, como todos, pero no creo que la multinacional que va a romper el monopolio del tráfico ferroviario en España nos quiera timar. ¿Se imaginan el escándalo?

Siempre he pensado que la competencia es el punto de equilibrio perfecto para el tamaño. Hay que ser grande para resistir (ahí está la fusión Caixabank-Bankia) pero somos mejores cuando tenemos un espejo donde mirarnos. Sobre todo ellos; los que mueven los hilos. Si en este caso lo quieren celebrar con viajes a 1 euro… ¡que cunda el ejemplo!

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