Mirada alrededor

Juan José Ruiz Molinero

jjruizmolinero@gmail.com

Triunfo separatista

Rajoy ha perdido, pero Sánchez también; los verdaderos ganadores han sido los que no creen en la nación española

Se sabía de antemano. El PP hace tiempo que utilizaba sustancias suicidas en sus políticas que se llamaban corrupción -la misma que ha afectado, aunque en distinta medida, al PSOE o a la antigua Convèrgencia, convertida ahora en uno de los partidos golpistas catalanes- y que ha culminado en la dura sentencia en el caso Gürtel y, como era de esperar, más tarde o temprano, ha salido derrotado su presidente Rajoy en la moción de censura que, con un lascivo oportunismo, ha presentado Pedro Sánchez en su desmedido afán de conseguir un poder que las urnas le ha hurtado. Pero, como era de esperar, quienes de verdad han ganado han sido los nacionalistas, en sus versiones independistas o golpistas. Sánchez será un rehén de esas fuerzas separadoras. Ya los catalanes les han advertido que seguirán su camino hacia la formación de una República independiente y, ante ese peligro, ¿cómo va a reaccionar Sánchez y el PSOE, también hasta ayer, un partido constitucionalista?

Nueva etapa, sin duda. Si antes apestaban los abundantes casos de corrupción del PP, ahora nos llega el riesgo de la pestilencia de una España que puede resultar mutilada por un posible presidente coaccionado por los compañeros de viaje que había soñado siempre, lo que hizo que su propio partido lo obligara a dimitir como secretario general. El poder a cualquier precio -sobre todo si lo que se vende es una España que es de todos, no de ningún grupo político, ambiciones personales o nacionales- se acaba pagando. Por eso habrá que estar pendientes de lo que vaya a hacer Sánchez, carente de libertad para gobernar, sin extrañas presiones ajenas a la totalidad española. Es significativo que el futuro de la gobernancia dependiera, en última instancia, del PNV, el partido heredero de las ideas racistas de Sabino Arana. Así que lo que se debatía en esta moción de censura era o mantener a un presidente embarrado por la corrupción o ceder el poder a los que realmente mandarán en el futuro Gobierno: nacionalistas, separatistas, incluso golpistas. Mal lo tiene el pobre Pedrín que, aunque crea en la existencia de varias naciones, como dijo en el debate, le costará trabajo aceptar las imposiciones catalanas y vascas, a las que se sumará con mucho gusto Podemos, pero que le costará trabajo digerir al histórico PSOE.

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